Domesticame! Mi pequeña y gran Elia

Dios mio

Capítulo 87

Elia respiro hondo, llegó en muy mal momento.

Se dio cuenta de inmediato y se volteó para irse: “Lo siento, no quise interrumpirlos.”

“¡Espera!” Sonó la orden estricta de Asier.

Elia se detuvo de inmediato, ni se atrevió a moverse ni a voltearse.

Su corazón latía aceleradamente, no sabia por qué Asier le pedia que se quedara.

¿Acaso quería que ella fuera testigo de lo que estaba a punto de suceder?

Eso no le gustaba.

Maribel se volteó de golpe y vio a Elia. Su rencor y envidia se encendieron en un instante, se acercó rápidamente a Asier, queria mostrarle a Elia su relación con él.

Asier la agarró por el cuello de la camisa y

nalgas contra el suelo, frunciendo el ceño, miró

expresión en su rostro, ni siquiera sus ojos se inmutaron. No

eres la única capaz de ser mi secretaria, dijo Asier friamente, sin un

reemplazarla en

Se levanto del suelo, se desabrocho la blusa, quería demostrarle una vez más que era una mujer: “Sr. Griera, mirame, soy

miró. Con enfado, se dirigió a Elia, quien estaba de espaldas.

con su espeluznante orden y

a Maribel semidesnuda, se sintió inquieta, ¿que

sobre

su muñeca. De repente, sintió que el mundo giraba, todo su cuerpo cayó

la sostuvo por la cintura y la atrajo hacia él, sentándola en su regazo, en una posición bastante intima.

mano

se sonrojo:

calmado” La voz de

“Ah

de Asier dejó a

profundos, demostrando a Maribel