Capitulo 220

iria Sauri habia pateado la pelota hasta la calle, y corrió rápidamente para recogerla.

De repente, un auto se acercó a toda velocidad, casi la atropella

Recogió la pelota y se quedó parada, mirando al auto negro que se detuvo a poca distancia.

Con su pequeño cuerpo gordito y redondo, sosteniendo un balón de baloncesto en sus manos, el balón era casi más grande que ella.

Con sus ojos grandes, claros, inocentes y hermosos, miraba asustada al hombre que salió del auto.

Bruno miraba a su alrededor y descubrió que la niña no estaba acompañada por ningún adulto, camino hacia Iria, se arrodilló, la miraba de arriba abajo y descubrió que no estaba herida, pero su carta bonita mostraba una expresión de miedo.

Bruno le dijo suavemente: “Niña, eres muy pequeña, es peligroso jugar sola en la calle, ¿dónde están tus padres?”

Los ojos de la pequeña niña eran claros e inocentes, grandes y hermosos. Era muy linda, parecia una muñeca gordita.

Seria muy desgarrador y lamentable si una niña tan linda y adorable tuviera un accidente

descuidados los padres, dejando a su hija jugando

miraba fijamente a Bruno con sus hermosos ojos grandes y le dijo con su voz infantil: “Mi mamá

el parque, de repente sintió hambre y quiso tomar leche.

iba a ver al jefe de su mama y que debía obedecer las instrucciones de la vecina.

le daba verguenza pedirselo a la vecina, así que

calles pero no encontro a

te dejó sola en casa?”

eran realmente encantadora. Su abuela debía tener algo muy importante que hacer

que también tenia un hermano y una hermana.

apresuradamente

que Rosalinda, decía las cosas sin rodeos, era la amiga de Rosalinda. Su relación era bastante delicada, no eran muy

cuidara a los niños, y ella aceptó. Pero no era muy cuidadosa, y tampoco eran sus nietos, por lo que no estaba tan

cuenta de que la niña habia salido a jugar hasta

de que la niña hubiera desaparecido y ella no pudiera asumir la responsabilidad, asi que salió a buscarla apresuradamente

vas? Casi me haces dar un infarto, ¿sabes? La vecina tomó a Iria en

se puso de pie y le dijo seriamente: “Debes cuidar bien a tu niña. Si la próxima vez son atropellados en la calle, serán

una sonrisa “Si, si, lo siento,

mujer era buena, Bruno no dijo nada más, volvió a mirar a la niña y

de Iria era como algodón de azúcar.

sonrio y dijo

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