Domesticame! Mi pequeña y gran Elia

Capítulo 404

“Asier ha sido mio desde siempre! ¿Por qué tendria que arrebatarlo?” Betiana se paró con las manos en las caderas, furiosa, hablando con Elia.

“Ah si Entonces, ¿por qué vienes a buscarme ahora?” Elia se burló friamente.

“Es que no soporto tu comportamiento, jeres demasiado provocativa” Betiana intentó encontrar excusas para no quedar mal.

“¿No dijiste antes que no te importa cuántas mujeres tenga Asier? Dijiste que con tal de que tu fueras su esposa al final, eso sería suficiente, ¿no? ¿Ahora te importa?” Elia se mofó de Betiana.

Habla intentado parece: generosa y magnánima antes.

Había dicho que ella era la única prometida de Asier, la única que sería su esposa. Que todas las otras eran solo un pasatiempo.

Que no le importaba en lo más minimo.

Pero ahora, su rostro pálido de rabia y desesperación traicionaba sus verdaderos sentimientos.

¿Qué mujer no se preocuparia por cuantas mujeres tiene su hombre?g2

de impotencia y autoengaño

importa o no es asunto mio, no necesito que me digas lo que tengo que hacer.” Betiana frunció el ceño, enfadada y

tan desesperada, así que te dare un consejo. A Asier le gustan las mujeres al natural, sin maquillaje, vestidas de una manera simple, no cubiertas de joyas de marca que solo desprenden un aire de riqueza, pero no tu esencia. ¿Crees que alguien como Asier, que no carece de dinero, se sentiría atraido por

la estaba

forma de

Betiana pudiera ganarse el corazón de

alejarse de Asier

vivir su vida con sus hijos, sin tener que preocuparse constantemente de que Asier descubriera su secreto y

gruñó con desden y se alejó con sus tacones altos.

Después del trabajo.

para ir a casa a estar con sus pequeños, cuyas caritas olian a leche,

Por la noche

auto a la casa de la familia

una voz femenina le llamó

una mujer se apresuro hacia el con una sonrisa radiante en su rostro. “Asier, jqué coincidencia! Llegamos a tu casa al mismo

y una falda negra ajustada que resaltaba sus largas y delgadas piernas. La falda llegaba justo a la mitad de sus muslos, y cualquier movimiento descuidado podria revelar más de lo

Sin el, sus ojos parecian más opacos, su nariz más

Asier no habria reconocido que la mujer era Betiana