Capítulo 425

“¿Quieres que te entre a la fuerza?” Asier, con sus oscuros ojos, la miró fijamente.

Elia se quedo atonita, se apresuró a subir al auto, a menos que estuviera cansada de vivir, ¿cómo se atrevería a dejar que Asier la entrara a la fuerza al auto?

Justo cuando se inclinaba para entrar Asier la agarró por la cintura. Con un esfuerzo, la hizo sentarse en su regazo.

Ela exclamo, sintiendo debajo de ella los músculos de sus piemas llenos de energia y una intensa temperatura que no se podia ocultar a través de la tela.

La fuerte masculinidad de Asier, la hacia temblar de miedo, causandole un ataque de pánico

“Sr Gnera, no hagas eso Elia le dijo, mostrándose timida y evasiva.

Porque en el asiento del conductor, estaba sentado Bruno, el conductor.

El gesto canñoso de Asier hacia ella, al ser visto por Bruno, la hizo sentirse avergonzada.

De repente, una partición se levantó en medio del auto, separando la parte trasera de la delantera, convirtiéndola en un espacio más cerrado y estrecho g2

La partición tenia buen aislamiento acústico, por lo que no se podia oir nada de la parte trasera en la parte delantera del auto.

cara hacia

en su delicada frente, su cabello medio seco, disperso sobre sus hombros, sus labios eran de color rojo cereza y tentadores

que acababa de salir de la

aterradoramente frio:

mi casa dijo Elia.

decirme la verdad!” Asier habló con un tono de voz bajo y furioso.

frio y helado. Su corazón latia con fuerza, al darse cuenta de algo.

su respiración casi se detuvo. Se apresuró a decir. “Me duché en casa de mi amiga. Planeaba quedarme en su

ojos de Asier se estrecharon

se apresuro a explicar “Es verdad, la hija de mi amiga ganó la competencia de hoy, por eso me invitó a celebrar con ellos. Nos divertimos mucho, asi que pensé en quedarme a dormir en su

de Elia

desde el Barrio Santa Marta hasta

trasera

Asier se dio cuenta

afilada y fria. Su rostro era aterradoramente frio, su voz baja y magnética dijo:

bajarse de él, esta posición la hacia

se movió, la mano de Asier que estaba en su cintura la apreto, y le dijo sin rodeos: “Llámala desde aquil”

Elia se quedó rigido, sin atreverse

sentada en el regazo de Asier, rodeada por su fuerte y masculina presencia, especialmente debajo de ella, sentada entre su pierna, esa poderosa sensación de fuerza

aura que

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