Domesticame! Mi pequeña y gran Elia

Capítulo 498

Asier exudaba un aura temible, su gruñido lleno de rabia reverberaba como un terremoto, causando una sensación de devastación.

Natalia, aterrada y consciente de que habla dicho algo indebido, entendió que Asier le estaba ordenando que se largara, y se echó a correr hacia la puerta de la oficina.

Elia también estaba aterrada por el enojo y la frialdad de Asier. Creyendo que él le estaba diciendo que se fuera, se giró y corrió hacia la salida.

Apenas había dado dos pasos cuando sintió una presión en la nuca.

Un dolor intenso se propagó por su cuerpo,

Elia se detuvo en seco, retorcléndose de dolor, con la respiración entrecortada.

Antes de que pudiera reaccionar, Asier la àgarró por la nuca y la arrastró hacia él. Tropezó y cayó contra su robusto pecho.

La enorme fuerza que emanaba de él estaba llena de peligro.

El corazón de Elia latia con fuerza: “Sr. Griera, cálmese…“g2

llena

su boca se abultara y sus mejillas se deformaran. Mirandola con ojos

helado le pinchaba la piel, causándole

la de Asier, tratando de hacer que aflojara

frente a la de él, tan insignificante como

dolor y el pánico intenso, balbuceó asustada. “No lo

verdad!” Asier apretó su mandíbula, sus ojos oscuros se

que la respiración de Elia se detuviera, su voz estaba llena de dolor y súplica: “Realmente no sé dónde está. Después de encontrarme con él fuera del centro comercial ese día, me fui de

¿Él no está escondido preparándose para huir contigo?” Asier frunció el ceño, sus ojos brillantes la miraban fijamente,

aceptado la pulsera, el tesoro familiar que Sergio le había dado, un regalo que simbolizaba ser

tenia el descaro de

la cabeza: “No, no es así. Nunca he pensado en

cómo no puedes hacerlo.” Asier bufo friamente y la soltó.

su mandíbula, que estaba dolorida por su agarre. Respiraba con dificultad, jadeando ligeramente, mientras lo miraba con

intimidante y dominante, como un rey que gobierna sobre todas las criaturas, capaz de aplastarla con un solo dedo.

de nerviosismo, cada

preguntó con miedo,