Domesticame! Mi pequeña y gran Elia

Capítulo 572

El pequeño siempre amaba compartir sus tesoros con su madre

Ela no podia desaprovechar la bondad del niño, si lo rechazaba, él se pondria triste.

Siempre que iria loraba, el corazón de Elia se derretia

“Gracias, mi amor “Dijo Elia con voz suave y comió el pedazo de pollo frito que tria le ofreció

Los enormes ojos de ina brillaban de la felicidad. Al sonreir, sus mejillas rechonchas se hundian en dos lindos hoyuelos, tan adorables que uno no podia resistirse a pellizcar sus mejillas

redondas

Luego, Ina agarró otro pedazo de pollo frito del plato, levantandolo con su pequeña mano Elia pensó que era para ella de nuevo, pero la pequeña mano gordita se extendió hacia Asier

‘Papa, come, es muy sabroso, no te engaño

Asier alzó la mirada, clavando sus ojos en Iria, no abrió la boca ni tampoco dijo nada

Elia, asombrada, parpadeo y en su corazón, sintió preocupación por Iria, ¿por qué de repente le estaba ofreciendo comida a Asier?

sia Asier le gustaba el pollo frito, sus gestos parecían decir

y sin poder evitarlo, intercambió una mirada con Rosalinda Rosalinda percibió la abrumadora presencia que emanaba de Asier y pensó que seguramente

buscando aliviar la tensión y evitar que Iria se sintiera triste. Tanto Rosalinda como Ella no querian ver que Asier se negara a comer, y la situación

la boca y comió el trozo de pollo frito que iria le ofreció Con una

quedo atónita al presenciar las acciones

habia comida, sino que también había dicho

nadie podia resistirse a un niño adorable,

Iria sanrió con un rostro iluminado por la alegria y su voz infantil y melosa, claramente mucho más feliz

esa tensión que la había abrumado hasta ahora, y experimento

vez que Asier supiera que ella habia tenido a sus hijos en secreto, pudiera tratar a los niños

cuanto le desagradaran los niños en general, mostraba bondad con los suyos.

Rosalinda y los sirvientes ayudaron a

en la habitación de Abel Farecian como pequeños bultos de carne, con cuerpecitos redondos y húmedos,

les secaban el agua

el pijama, miró a Elia con sus adorables ojos grandes y brillantes, llenos de

la mano y

le

puso un puchero y le siguió la corriente

mañana que