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Capítulo 659

Pero Elia se levantó de la cama y, con voz suave, le dijo a Iria: “Voy a salir, tú duerme bien, buenas noches“.

“Buenas noches, mamá“, Iria murmuró, cubriéndose con la manta, era muy obediente.

Elia apagó la luz para ella, cerró la puerta y luego fue a la habitación de Ines. Vio que Ines ya se había dormido.

Su pequeño cuerpo, durmiendo sola en una cama con manta morada, estaba durmiendo tan tranquilamente y dulcemente.

Elia entró en la habitación con cuidado, la cubrió con la manta, salió de la habitación y apagó la luz.

Al perder de vista los rostros inocentes y dulces de sus hijas, Elia sintió un nudo en la garganta, sus ojos se llenaron de lágrimas.

En ese momento, se dio cuenta de que sus pequeñas joyas realmente habian crecido, solo habian estado unos días lejos de ella y ya habian comenzado a ser cada vez más independientes.

Antes, necesitaban que les contara historias para poder dormir, necesitaban que los arrullara.

en una cama y

hijos se alejaban de ella, serían muy dependientes y no se adaptarian.

hijas solian dormir juntas en la misma cama, felices

hijas ya dormian en habitaciones separadas, sin que nadie las acostara, sin tener que contarles historias, y aun asi dormian muy

madre, no podia estar

de todo, estaban

de

seco las lágrimas, se deshizo de la

tenia sentido que se quedara alli.

la puerta, una figura

hombre, por suerte se detuvo a tiempo, alzo la vista y se encontró con los profundos y oscuros ojos de Asier.

Asier la miraba fijamente.

desvio la mirada, “Voy a ver si el conductor todavía

fue

¿podrías enviar a alguien a llevarme a casa? Le preguntó Elia con esperanzas de salir de

que hoy tienes permitido volver a casa? Respondió Asier.

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