Capítulo 855

“No te quedes ahi parada y ven conmigo”, le dijo Asier, extendiendo su mano para agarrarla

Cuando su mano tocó la suya, Elia, sintiéndose incómoda, se apresuró a retirarla “No hace falta, tengo que volver a la oficina. Vete tú solo!”

Sin siquiera mirar a Asier, se dio la vuelta y se fue rápidamente Las lágrimas caian una tras otra mientras mordia su labio con fuerza, intentando no hacer ningún ruido con su llanto

Se sentia perdida, con el corazón roto, desesperada y ahogada. El hombre a quien ella más deseaba que estuviera bien había muerto, y su muerte estaba relacionada con el padre de sus hijos.

Para Elia, sentia como si todo su mundo se hubiera vuelto gris.

Asier, de pie en su lugar, la observó mientras se alejaba. Su mano, que había intentado agarrarla, quedó suspendida en el aire. La sangre fluyó por su piel y cayó al pavimento sin que él se diera cuenta.

Elia, intentando controlar el dolor que bullia en su interior, caminó rápidamente hacia un lugar donde pudiera tomar un taxi.

Un Rolls Royce negro se acercó lentamente y siguió a su lado. La ventana se bajo para revelar el rostro profundo y atractivo de Asier, quien le dijo. “Sube, te llevo a la oficina”

sus nervios se tensaban aún más. Con los dientes apretados y luchando contra la tristeza y el

suba al coche?” preguntó

con todas sus fuerzas “¡Ya te dije que no era necesario! No tienes que preocuparte por mil ¿No puedes

calmarse. No queria verlo en ese

como el cielo cubierto de nubes. Sus ojos profundos y oscuros parecian capaces de

estado

habia atrevido a gritarle

penso Esa mujer, ¿qué

se acercó a ella con

muñeca y la arrastró hasta en el coche. “¿Desde cuando eres tú la que me da órdenes?” le preguntó con

espacio confinado del coche se llenó de tensión y frialdad, haciéndolo sentir asfixiante.

salir su enojo, Elia se dio cuenta de lo asustada que estaba. No podia creer que hubiera perdido los estribos frente a Asier, un hombre tan aterrador. Sabia

tanta distancia como fuera posible entre ellos. La mano de

mirarlo

permiso, ni siquiera podrias hacer eso. Tu vida me pertenece. Si vuelvo a encontrarte maltratandote, te hare experimentar lo que es

ojos de Asier estaban rojos por el enojo reprimido. Su voz fria y distante soplaba

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