Domesticame! Mi pequeña y gran Elia

Capítulo 891

“Ya no quiero ir, déjame bajar,” la voz de Elia estaba llena de pánico y ansiedad.

Asier era dominante cuando se lo proponía, y nada que ella hiciera parecía servir.

“Está bien.” Como ella habia pedido, Asier la dejó en la cama.

El segundo que su espalda tocó el colchón, el gigantesco cuerpo de Asier se cernió sobre ella, presionándola desde arriba, con las manos apoyadas a sus lados y sus ojos profundos clavados en ella.

“Cuando actúas de esa manera me hace pensar que, lo que dijiste antes, que tu cuerpo no puede resistirse a mi, no era una mentira…”

Su voz era baja y seductora, Elia sintió un escalofrio en su corazón e intentó hablar “Yo, um…”

Estaba a punto de hablar, pero sus labios fueron sellados y su aliento fue arrebatado.

El beso de Asier era ardiente y dominante. Su respiración era pesada y se enredaba con su suave aliento y fácilmente la sometia

Elia sintió sus labios y lengua entumecerse, y un murmullo involuntario escapó de su garganta.g2

Ese sonido le complació, el beso de Asier se volvió aún más dominante y salvaje que antes.

casi sin poder respirar, que Asier la soltó, su beso siguió su mandibula, hasta su delgado y pálido

cuello

un pedazo de su suave cuerpo, besándolo con

sintio dolor y sus delicadas cejas

La voz de Asier, tan

acababa de darle,

el dia que la llevó de vuelta a Barrio Santa Marta, ella habia desaparecido sin dejar rastro, ni siquiera fue a ver a los niños, ni le llamó

relaciones con él, incluso abandonar a sus hijos?

ligeramente. Las palabras susurradas de él la hicieron sentir cosquillas en los oidos, encogiéndose

él le impidieron tener el valor de contactarlo.

significaba volver a su lado.

con esa vida sin

temblo ligeramente y pensó, estaba diciendo que quería contactarlo, pero tenía miedo

y le advirtió:

agarró su delgada cintura, la levantó y la apoyó

sabia cuánto tiempo habia estado llorando, su garganta

despertó naturalmente, en el momento que recuperó la conciencia, y el dolor agudo en su

ligeramente, y entonces se dio

en la cintura, puso los pies en el suelo, sus piernas se doblaron y casi se