Capítulo 936

Elia, aprovechando su fruncimiento de cejas, se separó rápidamente de sus besos.

Limpió precipitadamente la saliva de sus labios, y levantó los ojos con ansiedad para encontrarse con los ojos helados de Asier, como un abismo profundo, que parecía congelar a las personas.

A pesar de que el beso fue tan intenso, sus ojos no mostraron ninguna perturbación, sequian estando frios como si estuvieran cubiertos de hielo. Elia se sobresaltó al ver eso, luchando por alejarse de él, pero sus fuertes brazos la sostenían por la cintura como grilletes, y ella no podia liberarse.

Asier levantó una mano, su pulgar rozaba una gota de sangre en sus labios, y lanzó una mirada helada a Elia mientras decía: “Estás pegada a mí en casa, ¿pero te da verguenza en público?”

“Asier, por favor no hagas esto. Elia estaba aterrada y le habló a Asier con panico.

“Señor Griera, ¿qué puede significar un beso? Mientras no haga pública su relación con Elia, ella sigue siendo soltera, y cualquier hombre interesado en ella tiene derecho a cortejarla.” Ramiro se burló, sonriendo a Asier.

Asier le lanzó una mirada fria y sonrio ligeramente, era una sonrisa fria y opresiva: “¿Es así? El último que trató de acercarse a ella tenia malas intenciones, y ya le lavé los ojos… Dijo el

Al oir eso, Elia se sintió ligeramente conmovida y se tenso. Temía que Asier lastimara a Ramiro, y de inmediato agarró su mano y le dijo: “Los dos estamos fuera, los niños están en casa, deben estar muy preocupados, volvamos pronto “g2

mano y tiró hacia el lado del camino, sugiriendo que deberian volver a casa

echó un vistazo a Elia y lanzó una mirada helada a Ramiro. Luego, agarró a Elia y camino hacia

coche

dolor agudo en la muñeca donde Asier

la ayudó a subir y luego el mismo se subió

tan gelida, y su respiración se volvió cautelosa. Sigilosamente masajeó su dolorida muñeca y vio que su piel estaba

iba a lastimarse, la fuerza de él había sido suficiente para hacerle contener

en ese momento, y ella no se atrevia a gritar de dolor

por la carretera asfaltada. Asier se reclinó en el asiento, sus ojos profundos fijos en la carretera. La tensión en el aire hizo que la atmosfera

se quedó rigida, sin atreverse a emitir un solo sonido, como si el mero hecho de respirar profundamente fuera

una expresión sombría, su rostro estaba tenso y sus ojos estaban fijos

Elia

él no decia nada, Elia tampoco

pesada oprimia su corazón.

cómo Asier se llevaba a Elia. Su sonrisa

irse, y vio a Liuva

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