Capítulo 1147

Jimena estaba nerviosa y empezó a hablar precipitadamente mientras se daba la vuelta para irse.

Orson dio grandes pasos hacia adelante, agarró su muñeca de un tirón, y Jimena, asustada, volteó la cabeza. Sus ojos se encontraron con los de Orson, los cuales eran estrechos y seductores, que le hicieron sentir como si su corazón volviera a latir, a punto de saltar fuera de su pecho.

Él se acercó a ella, su aliento estaba tan cerca que el aroma masculino la envolvia por completo. Jimena no solo sentía que su corazón latía más rápido, sino que su rostro se calentó como si estuviera en llamas.

Ella estaba aún más desconcertada. Intento soltarse, diciendo con miedo: “¿Qué haces? Suéltame… mmm…”

Mientras luchaba, Orson puso su otra mano sobre su boca y susurró cerca de su oído con una voz magnética: “Shhh, no hagas ruido, hay alguien escuchando afuera…”

¿Escuchando?

Jimena estaba asombrada. ¿Quién podria estar escuchando y por qué?

En el momento de su desconcierto, la voz grave de Orson volvió a sonar cerca de su oido, sus labios apenas tocaban su oreja, diciéndole suavemente: “Creo que mi mamá y mi abuelita sospechan algo de nuestra relación, por eso te trajeron a mi habitación, para ver cómo nos llevamos. Ellas deben estar afuera, escuchando…”

la abuela Salcedo y Marisa se habían ido a la cocina y Orson ya había sospechado que algo no andaba bien. Su madre era muy astuta como para ser engañada fácilmente; seguro que

su torso pegado al de ella, incluso a través de la camisa empapada, aquel

su oído, hacia que la parte delicada detrás de

corazón de Jimena, como si una pluma

frágil e indefensa preguntó: “Entonces,

abuela Salcedo y Marisa estaban escuchando! Si se comportaban demasiado distantes,

ayudar a Orson a romper su compromiso

tú sígueme el rollo.” Orson habló en un susurro ronco.

que su cuerpo ya estaba inusualmente callente, como si un fuego lo quemara por dentro, al estar tan cerca del cuerpo suave de Jimena, su garganta se apretaba aún más y su sangre parecía que

sudor, su ropa estaba pegada a su cuerpo delineando sus curvas generosas. Un mechón de cabello oscuro también estaba pegado a su rostro redondo y la hacía ver particularmente adorable y atractiva.

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Capitio 14/

arrancarle la ropa y

de todo, su

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