Capítulo 1159

“Cada mañana a esa hora, me sentaba en el autobús esperándote, corriendo tras el vacio, y hoy por fin te he encontrado.” Marina hablaba mientras arrojaba la tapa al suelo y se paraba frente a Elia, sosteniendo una botella de agua mineral en alto y vertiendo la gasolina sobre ella.

El hedor penetrante de la gasolina se disparó directo a las fosas nasales de Elia, asfixiándola casi hasta dejarla sin aire. La sensación fria de la gasolina empapando su ropa hizo que los músculos de Ella se contrajeran por el miedo y el terror que inundaron su mente. Elia, aterrada, le dijo: “Marina, detente, no hagas una locura, si yo muero, no podrás escapar de las consecuencias, la policia te encontrará rápidamente…”

persona

‘Entonces iré contigo, sia no tengo a la que más amo, ¿qué miedo puedo tener a morir?” replicó Marina.

‘Tienes a tus padres, a tus hermanos, a tus amigos que se preocupan por ti, piensa en ellos…” Elia intentó despertar en ella el deseo de vivir, sabiendo que si aún quedaban seres queridos, Marina no cometeria un acto tan extremo y desesperado.

Ella no podia morir, llevaba una vida en su vientre, y si ella morla, no seria solo una vida perdida, sino dos.

Tenía cuatro pequeños seres que amar, que aún eran demasiado jóvenes para perder a su madre. También tenia que cuidar de su propia madre: ella también era la hija de su madre, y si Elia moria, el dolor de su madre seria inmenso….

casarme con alguien a quien no amo, no quiero estar atrapada en

con alguien a quien no amas, ¿no sería como estar atrapada en la jaula del matrimonio, infeliz y desdichada por

quedaba era solo un cuerpo sin vida, una mera sombra de lo que fue.

esa voz grave, ya había vaciado toda la

parecia completamente fuera de control, decidida a

sacó un encendedor, lista para prender fuego.

con dificultad y desesperación, dijo: “Marina, no hagas esto, Sergio te lo reprocharía, él no querria verme morir asi, si me quemas viva,

queria matarla para que acompañara a Sergio en la

usó la creencia de Marina

cordura, con su corazón latiendo aceleradamente y el

linterna del suelo y

acercó, arrancó un montón y comenzó a extenderla

atada a la lápida. La hierba se extendia desde su cuerpo hacia afuera, formando el diámetro de un circulo,

en la noche, envolvia–los nervios de Elia, quien estaba aterrorizada, respirando con dificultad y

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