Capitulo 1174

Marisa le pidió a Sasha que arreglara la sala, mientras ella misma se dirigia hacia la habitación de Orson. Empujó la puerta y entro. siendo recibida por un ambiente cargado de una sensualidad implicita.

Parecía que toda la habitación estaba más caliente de lo normal y el aire húmedo y cálido envolvia el rostro de Marisa.

Pensando en que su hijo habia pasado la noche alli con esa mujer, Marisa se enfureció interiormente y maldijo a Jimena en silencio una y otra vez.

Conteniendo su ira, se acercó a la cama con la intención de cambiar las sábanas, pero vio que la colcha seguia doblada con esmero en el mismo lugar de siempre. Solo las sábanas mostraban leves arrugas, como si alguien se hubiera sentado, pero parecia que nadie habia dormido en la capa

“Eso es imposible“, penso. ¿Acaso Jimena las habia arreglado por la mañana? Pero si Orson se habla levantado después, eso no tenia sentido.

Ella conocia bien a su hijo. Orson no era de los que se tomaban el trabajo de doblar las mantas después de levantarse. Asi que era aun menos probable que él lo hubiera hecho.

Mientras Marisa reflexionaba, su mirada cayó al suelo y de reojo captó un destello rojo. Iba a apartar la vista, pero ese tono rojo capturo su atención y la hizo mirar fiamente.

Entonces lo vio claramente: era una mancha de sangre en el suelo.

¿Habian dormido Orson y Jimena en el suelo?q2

por su libertad, era en realidad

el primero hombre para

comportamiento promiscuo, pero ante la vista de esa mancha roja, no pudo evitar sentirse impactada e

era un enigma para ella. Si era tan liberal ¿cómo podia ser que aún fuera

era una chica decente. ¿cómo podía haberle dicho esas cosas y haberse llevado dos millones sin mirar

dia eran

alfombra de lana del

del hogar Salcedo, y en el camino no vio a Jimena. Llamó a su celular, que sono durante un buen rato, pero

decayó. Jimena se habia ido esa mañana sin decir nada,

estaba molesta, deberia al menos

la pantalla de su teléfono, exhalo profundamente y arrojó el móvil en

fuerza el volante

Orson quien llamaba, su corazón dio un vuelco

Marisa le dolía como si le hubieran clavado un cuchillo, haciendo que su respiración se

Cuando sono por segunda vez, deslizó el dedo

con rabia.

en los ojos y las lágrimas comenzaron a caer de su rostro. Jimena respiraba hondo tratando de expulsar el

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