Domesticame! Mi pequeña y gran Elia

Capítulo 1277

Al ver esa actitud de su madre, Elia también se dio cuenta de que las palabras de Ramiro habían sido para Asier. Rápidamente sirvió en el plato de Asier, y no cualquier cosa, sino escabeche, con una risa nerviosa dijo: “Come, a mi también me parecen deliciosos.”

Después de hablar, se encontró con la mirada tranquila de Asier, que se dirigia hacia ella.

La sonrisa de Elia se congeló, desvió la vista y se inclinó sobre su plato, continuando con su atole.

¿Qué tenia que ver ella? ¿No había sido él quien dijo que estaba delicioso?

Elia, nerviosa, comió demasiado rápido y casi se ahoga con un grano de maíz que le llegó a la tráquea.

“Cof, cof…” comenzó a toser fuertemente.

Asier, que hasta ese momento había tenido un semblante serio, mostró preocupación de repente y, con su mano grande, le dio palmadas en la espalda mientras la regañaba: “¿No sabes comer más. despacio?”

Después de toser varias veces, Elia recuperó el aliento. Volvió en sí y miró a Asier con reproche: “Todo es por tu culpa, por ser tan aterrador. Si no, no tendría que comer tan apresuradamente.”

Asier frunció el ceño: “¿Qué he dicho yo para que te asustes tanto?”g2

Elia soltó un suspiro y dijo: “Lo más aterrador es que no digas nada.”

planeas ir a pasear después?” Asier cambio

cambio abrupto de Asier, casi no pudo

venido a Frondosas precisamente para turistear, no podían quedarse todo el tiempo en el hotel.

¿qué quería decir Asier con esa pregunta? ¿Acaso

hecho, tal como Elia había

un pueblo antiguo con un paisaje encantador e historia

Elia b

decidido llevar a su madre a dar un paseo en bote.

esperaba que se agregaran

también Ramiro, porque Rosalinda dijo que seria aburrido para Ramiro quedarse solo en el hotel, y sería mejor

quedaba un bote

significaba que los cuatro tendrían que

no le importaba, pero estaba preocupada por si a Asier no

bote primero,” dijo Ramiro, apoyándose en su bastón, y se dirigió al bote

bote era pequeño, con espacio para un

cada lado podía acomodar a

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Capitulo 1277

dejando el otro lado libre.

miró a Asier con provocación: “Señor Griera, me