Domesticame! Mi pequeña y gran Elia

Capítulo 1434

El doctor Diaz hizo una pausa, sonrió, dejó su vaso de agua en la mesa y le dijo a Orson: “Si solo quisiera asociarme con un comerciante, nunca habrias tenido la oportunidad de invitarme a comer,”

“Entiendo, el doctor Diaz quiere encontrar a un comerciante interesante. Los ceños fruncidos de Orson se relajaron al instante, y una sonrisa juguetona y burlona asomó en sus labios.

Tomo la jarra de agua que estaba al lado y le añadió un poco más al vaso del doctor Diaz.

Al ver que el doctor Diaz no tenia ninguna objeción hacia él, Orson se tranquilizó.

Poco después, el mesero trajo los platos: Orson le cambió la copa al doctor Diaz, abrió una botella de vino y comenzó a servirle.

“doctor Diaz, en consideración a nuestra buena conexión, hoy definitivamente tenemos que beber este vino.”

El doctor Diaz era un hombre de apariencia común, ya pasados los cincuenta años, y aunque hablaba con humor, en el fondo era una persona seria,

Rápidamente puso su mano para detenerlo. “No puedo beber, tendré que manejar de vuelta a casa.”

“No se preocupe, luego llamare a un conductor para que le lleve a casa. No todos los dias uno encuentra a alguien con quien simpatiza tanto, no podemos prescindir del vino.” Orson insistió y le sirvió una copa al doctor Diaz.g2

Luego, se sirvió una copa para si mismo.

Sr. Salcedo es todo un

preguntó con curiosidad: “¿De dónde saca usted

levantó su taza de café y dio

comida al doctor

la respuesta.” El doctor Diaz hizo

que gustan de explicar todo con una buena conexión y cuidan a los demás hasta en los más mínimos detalles, hasta servirles la

un campo magnético que atrae de forma natural a la gente, tienen gran facilidad para encantar

buenos hombres, pero

encanto, saben cómo capturar el corazón de las

por un momento, pero luego sonrió: “El doctor Diaz es realmente un hombre con sentido

humor.”

con una belleza cautivadora, y con esa sonrisa, su encanto

como el doctor Diaz

Orson le habia servido y, con una sonrisa en el rostro,

Orson sacó el contrato de su maletin y se lo pasó al doctor Diaz por encima de la mesa.

el doctor Diaz, sin siquiera traer a su asistente, por lo

el contrato, lo examinó detenidamente y sin vacilar

curiosidad: “¿No