Capítulo 1623

Mientras hablaban, el guardaespaldas trajo al Dr. Díaz al cuarto.

El Dr. Díaz todavía vestía su bata blanca, no había tenido tiempo de cambiarse, cuando fue traído por el guardaespaldas.

Su rostro no mostraba la irritación de quien era llevado a la fuerza, sino una sonrisa burlona mientras entraba a la habitación.

“Maestro.” Floria, sosteniendo una aguja de plata, llamó nerviosa.

Elia, al ver al Dr. Díaz, también se sintió culpable y lo saludó con remordimiento: “Dr. Díaz.”

“Veamos, estas agujas en la cabeza están bien puestas, pero ¿por qué falta una en la pierna?” El Dr. Díaz se acercó a Asier, examinó las agujas que tenía insertadas y comenzó a dar una lección práctica a Floria.

Floria, avergonzada, dijo: “Me equivoqué con una aguja.”

El Dr. Díaz respondió: “La aguja más importante en el punto de acupuntura de la pierna y te has equivocado. Nunca has cometido este tipo de error básico en tus entrenamientos. ¿Qué pasa? ¿No te adaptas a practicar con personas reales?”

Bruno se sorprendió, sin entender lo que decía el Dr. Díaz.g2

estaba usando a su estimado Asier como un sujeto de

como un conejillo de indias? ¿Podría el Sr. Griera tolerarlo?

asombrado, temía por el

a usar a Asier como un sujeto de prueba en vivo?

estaba sorprendido y curioso, miró hacia Asier y de hecho

suerte te acompañe

y rápidamente

a

inmediatamente se puso recto y pidió disculpas:

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el renombrado nombre del Dr. Díaz ni a su discípula. También fue mi decisión unilateral invitar al Dr. Díaz de esta manera. Si el

enseñó diciendo: “Mira, hay una diferencia entre una persona y los muñecos de práctica de la clínica. Las personas se mueven todo el tiempo, los muñecos no. Por eso, cuando pinches a alguien, tienes que sujetar la parte donde vas a

en el punto de acupuntura en la

emitió involuntariamente un gruñido desde su garganta, un sonido de dolor.

Elia llamó con urgencia, su corazón que apenas se

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