Domesticame! Mi pequeña y gran Elia

Capítulo 1634

Sin embargo, la puerta estaba vacía, no había nada alli.

Debió ser una ilusión suya, pensó que alguien había llegado.

Elia volvió en sí y se encontró con la mirada cálida y seria de Ramiro, que la observaba fijamente. La luz en sus ojos pasó de un ardor inicial a una tenue oscuridad, y finalmente se llenó de una profunda tristeza..

después de

Al principio, Ramiro había estado mirándola directamente a los ojos, pero sus palabras, su mirada comenzó a caer lentamente, su rostro se oscureció, y sus ojos se posaron en el suelo, proyectando una sombra con sus pestañas.

Estaba lleno de un impulso por reemplazar a Sergio y continuar amando a Elia; pensó que siendo el mejor amigo de Sergio, tal vez eso le daría alguna ventaja en el corazón de ella.

Sin embargo, no esperaba que en los ojos de Elia, él estuviera incluso por debajo de Asier.

Sergio estaba profundamente arraigado en el corazón de Elia, y nadie podía reemplazarlo.

Ramiro se puso de pie con una expresión sombría y le dijo a Elia: “Voy a esforzarme, por mí mismo, para que te enamores de mi. Te dije hace tres años que me gustabas, y he pasado tres años intentando olvidarte, tratando de enamorarme de otra persona, pero no puedo. Amarte se ha convertido en el objetivo de mi vida, y algún día, te haré enamorarte de mí.”

Elia estaba angustiada, no quería ser el objeto

es así? Yo no entendía la obsesión de Sergio, pero ahora lo entiendo. Amar a alguien es una obsesión, es

pueden

tipo que cambia fácilmente“, interrumpió Ramiro, sin querer darle la oportunidad de rechazarlo.

ÉI

que la vio, cuando estaba siendo maltratada, y su

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momento, ya sentia un cosquilleo en el

conocerla mejor, descubrió que era honesta, bondadosa, resiliente, y siempre luchando por mejorar.

luz, atrayéndolo profundamente.

sin previo aviso, de repente, tan rápido que no tuvo

bien y recuerda contactarme cuando tengas los diseños listos.” Ramiro

decir algo, pero Ramiro ya

casa.

palabras que quería decir para detenerlo ni siquiera tuvieron la oportunidad de salir. Elia miró en la dirección en la que se había ido Ramiro, sintiéndose asfixiada por dentro. No quería que Ramiro se convirtiera en el próximo Sergio, pero ¿cómo podría detenerlo? Rechazaba su

los ojos y exhaló