Domesticame! Mi pequeña y gran Elia

Capítulo 1737

Ella sacó el documento de identidad a regañadientes.

Orson no apartaba la vista del documento y, al ver que Marisa lo sacaba, inmediatamente extendió su mano para arrebatárselo, diciendo con alegría: ¡Abuelo y abuela, gracias!”

Después de hablar, volvió la cabeza para mirar a Marisa por un momento, con una mirada llena de culpa. Sabía que su madre todavía estaba en contra de que se casara con Jimena y que si seguía adelante a pesar de todo, su madre se enfadaría.

Desde pequeño, su madre había planificado todo en su vida, nunca permitiendo que él sufriera ninguna pérdida.

Si iba en contra de su voluntad, definitivamente la lastimaría. Como hijo, tampoco quería herir a su madre, pero más que la culpa, temía perder a Jimena.

Orson solo le dio una mirada a Marisa, no dijo nada, tomó el documento de identidad y se fue rápidamente.

La abuela Salcedo miraba con una sonrisa la espalda de Orson: “Mira a este muchacho, está tan feliz de casarse con la mujer que ama que parece un pajarillo que ha sido liberado.”

“Antes pasaba todo el tiempo en fiestas y borracheras, y ahora que finalmente ha encontrado a una mujer que lo hace sentar cabeza, debe valorarlo“, dijo el abuelo Salcedo con voz profunda, dándole una suave palmada en la mano a la abuela Salcedo.

vista para encontrarse con la mirada llena de insatisfacción de Marisa y, tratando de consolarla, dijo: “Déjalo ir,

la vida?

una aguja que se clavó directamente en el corazón de Marisa,

por toda la vida sería más bien si

es algo novedoso por un tiempo. Cuando la novedad pasa, la mujer no

la ha conseguido, y por eso está tan loco. Una vez que realmente la tenga, no pasará mucho tiempo hasta que se canse de ella.

no solo ha perdido el dulce amor, sino también el enorme Grupo Salcedo, ¡y entonces realmente no tendrá

no podía quedarse de brazos cruzados, ¡tenía que

identidad, conducía su carro, emocionado y ansioso, hacia la casa de Jimena.

días de espera, finalmente había conseguido el documento del

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tanto que su corazón latia más rápido

almuerzo, descontrolándose por un buen rato, diciendo cosas sin sentido a Elia, felicitándose por estar

nada del almuerzo y Jimena terminó

al carro y se puso al volante para