Domesticame! Mi pequeña y gran Elia

Capítulo 1772

Al principio. Elia estaba sorprendida, pero sintiendo la pasión de Asier, su cuerpo se relajó poco a poco, perdiéndose en el ardiente beso de Asier. Cuando estaban besándose apasionadamente y la temperatura subía, alguien golpeó repentinamente la puerta. La voz de un sirviente resonó con precaución: “Sr Asier, ¿comemos ahora o esperamos un poco más?”

Al escuchar la voz, Elia se sobresaltó tanto que empujó a Asier. Aunque ahora ya estaba oficialmente con Asier, era tímida. Si había alguien más mientras se besaban, se avergonzaría.

Asier, notando su timidez, también la soltó y luego la abrazó, sosteniéndola en sus brazos para que calmara su respiración agitada.

El sirviente, al no obtener respuesta, se retiró silenciosamente.

Elia estaba apoyada en el pecho amplio y cálido de Asier, respirando profundamente para calmar el torbellino de emociones que Asier había provocado

Con su mejilla contra su pecho, sintiendo la firmeza de su cuerpo lleno de masculinidad, y su oído pegado justo a su pecho izquierdo, Elia podía escuchar claramente el corazón de Asier latiendo fuerte y constante.

Le daba a Elia una sensación de seguridad, una felicidad que se extendía por su corazón. Hacía mucho tiempo que no escuchaba el latido de su

corazón.

oído a su pecho para escuchar su corazón. Solo

no escuchaba su corazón

algo que la tranquilizaba

disfrutando de su calor. Su voz era suave y llevaba un tono caprichoso: “Asier, ¿no vas a preguntarme donde están

Asier despertó, la había visto muchas veces, pero hasta ahora no había preguntado por los niños.

dudara si

muy bien“, respondió

con Benjamín sobre los niños y le

no sabía si estaban bien o no. Seguro que los extrañaba

forma en que su abuelo manejó las cosas fue dura, llevándose a

esos niños, así que uno podía imaginar

van a clase, comen bien al mediodía. Iria sigue siendo tan redonda y todo le sabe delicioso. Abel y Joel compiten

obtenido Asier a través

hablar de los niños, Elia se sentía aliviada y a la vez con un nudo en la garganta, luchando por contener las

imaginaba que los niños pudieran