Capitulo 1808

Fla reconoció a su hijo Abel de inmediato

Aunque habia crecido y madurado, era el niño a quien Ella habla enado. Su apariencia, su aura y esa sensación de cercanía que tenía, atrajeron la mirada de Ella y tocaron su coron en cuanto apareció

ló más baja que Abel y no

Como hacia el emocionada y se agacho como sola hacerlo, porque solo asi podia mirarlo a los ojos Pero ahora, al agacharse, quedó pudo mirado a la misma altura, sino que tuvo que levantar la vista hacia el

PER SU

Ella puso sus manos en los hombros de Abel, mirándolo con lágrimas en los ojos, examinandolo detenidamente para asegurarse de que realmente pra Con el corazón no de añoranza. Ela lo abrazó fuertemente, poniendo todo el amor y la añoranza de los años pasados en ese abmzo.

Mientras lo abrazaba, dijo conmovida: “Abel, eres tú, has crecido tanto, ya casi estas tamaño como mama…

Abel era solo un niño de

suhjo

alguien lo abrazaba, y no estaba acostumbrado Pero pronto se relajó al saber que quien lo abrazaba era su madre, la mujer que añoraba todos los dias en la

diciendo con una voz Indavia infantil: “Mamd, levántate, no te agachés que le deberán las pemba Mientras hablaba, Abel también apretó la mano de

escuchar la palabra “mama” después de tanto tiempo, Elia se emociono hasta las lágrimas, que brotaron de sus ojos

alegria y alivio, se levantó con la ayuda

de sus lágrimas borrosas: “Mi quando Abel realmente ha crecido, si sigues asi,

reconocem

sus ojos. Levantó la mano para secar las lágrimas de Elia, intentando controlar su voz para sonar calmado y dijo: “Mamá, no importa cuanto tiempo pase, siempre

de Abel hicieron que Elia volviera a llenarse de lágrimas

sin verlo y habla pasado de ser un pequeño tesoro a uno grande ‘Mama, no llores, si sigues asi ya no te verds bien. Papa te rechazar dijo Abel al ver que Elia no paraba de llorar, con una voz infantil que pretendia ser

del reencuentro con Abel que casi

midiendo al hombre que una vez le habia parecido inalcanzable, y que ahora, sentado en una silla de ruedas, era incluso

la medida, distinguido y elegante, pero le faltaba la autoridad

porque no podía ponerse de pie. Y hoy, era precisamente porque e su padre no podia levantarse que Pascual y aquel López hablan venido a

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