Domesticame! Mi pequeña y gran Elia

Capítulo 1884

“¿Qué dices?! ¿Me estás ofreciendo dinero Floria se no como si hubiera escuchado el chiste más gracioso del mundo.

Primero fue la ima, y ahora era una mezcla de enfado y risa.

Este hombre, ¡seguro habla venido a insultarlal

Con una risa sarcastica, Floria agaró su brazo, lo levantó y con un movimiento rápido, lo lanzo por encima de su hombro, dejándolo cber pesadamente af suelo.

“¡Ay!” Vicente, un hombre robusto, fue alzado y lanzado por Floria, cayendo despatarrado en el suelo.

quedó tirado, quejándose como si estuviera a punto de desmontarse de dolor

“Vamos, ¿cuánto dinero necesitas para curarte en el hospital? Floria separó junto a Vicente, mirándolo desde arriba

Vicente, retorciéndose del dolor, ya no podía articular palabra alguna

Floria to pateó levemente y dijo: “Eh, levántate.“q2

Vicente respiro hondo, su cuerpo estaba a punto de desmoronarse de dolor y tras de ser pateado por esta mujer, crela que sus huesos estaban a punto de romperse.

Floria era tan temeraria como decían los rumores, y resultó ser incluso más

profundamente haber

levántate ya,” Floria le dio otro empujoncito con

por Floria hizo que, aunque esta vez solo había sido un leve empujón, él sintiera un dolor que lo hizo convulsionar.

la piema, sus ojos se voltearon hacia atrás y

Floria se agacho rápidamente y comprobó su respiración; por

que se desmayaba con solo unos

dio unas palmadas en la cara, diciendo: “Eh, despierta, no

Vicente seguía sin moverse.

intentando despertarlo con el dolor, pero él seguía sin

gravemente enfermo?” Floria comenzó a

de todo, las personas con enfermedades crónicas no muestran signos externos, pero pueden caer enfermas si son golpeadas o sufren algún estimulo.

mala suerte como para haber encontrado a alguien

sentir pánico y rápidamente levantó a

camilla, comenzó a tratarlo con

aguja, Vicente se sento

la aguja, y le preguntó asombrada: “¿Qué haces? ¿Te estás haciendo el muerto?” Vicente abrió los ojos

respondió: “Estoy tratando de

aguja en sus manos,

tuve más remedio que usar la aguja de