Capítulo 74

Julian, con un brazo alrededor de su hombro, la condujo fuera de la pista de baile con elegancia y cuidado.

Con cada paso que daba Violeta, era vigilada constante por la mirada de Rafael. La luz del candelabro caia sobre su rostro firme, revelando una expresión enigmática en sus ojos

Algo en su interior se hundió inexplicablemente.

Recordó que antes, cualquier contacto con otros hombres lo podía hacer enfurecerse.

Con los dedes sudorosos apretados, Julián se soltó de ella y extendió su mano, “Sr. Castillo!”

“Señor Julian”, respondió Rafael con un apretón de manos.

Luego, dio un paso adelante y, sin dejar rastro, la atrajo hacia si

Violeta, que todavía no habia reaccionado, miró desconcertada a los dos.

Al verla, Julian sonrió y disipó sus dudas, “Tengo algunos amigos en el campo de suministros militares que tienen buenas relaciones con usted, asi que nos hemos encontrado en algunas cenas juntos.”

“¿Conoces a mi acompañante?”, preguntó Rafael, su mirada deslizándose de manera indiferente sobre los dos.

“¿Acompañante?” Julián se quedó perplejo por un momento, luego comprendió y sonrió, “Somos viejos amigos.”

“¿Oh?” Rafael levantó lentamente una ceja.

El brillo profundo en sus ojos cambió de dirección, mirándola de reojo.

La intensidad de su mirada era tan profunda que era dificil descifrarla, pero parecía contener un fuego, “Bailas bien.”

Violeta sintió un escalofrio.

Julián vaciló un momento antes de preguntar, “Sr. Castillo, ¿cuál es su relación con Violeta?”

Violeta se sintió mareada, como si su corazón hubiera sido volteado.

Miró a Rafael sin pestañear, quería correr hacia él y taparle la boca, pero no podia, así que solo pudo decirle con la mirada que no dijera nada, incluso con un poco de súplica.

No…

Rafael parecia no haberlo visto y siguió sonriendo.

“Somos…”

acercó de repente, interrumpiendo.

Julián, un hombre de piel dorada que hablaba un fluido inglés

mostró una expresión de disculpa, “Lo siento, tengo que irme

erecta de Julián desaparecer, el cuerpo rigido de Violeta se relajó.

haberse apretado, estaba temblando levemente. A pesar de que no había dicho nada, la presencia de Rafael

su actual

su acompañante de cama, que tenía que estar disponible a

tener vida propia, corriendo descontroladamente

sus ojos, su voz era suave, “Estoy cansada, ¿podría ir al hotel primero…”

Violeta se sorprendió.

irse, Rafael no se opuso.

del salón de baile, aun mirando por encima del hombro, temiendo que él la

estar alli ni un segundo

taxi, sino que levantó el dobladillo de su

rubio y ojos azules, Nadie notaria sus emociones, y

una cierta distancia,

lo levantó a la vista, mostrando un número de teléfono

ignorarlo, así

“Leta, ¿te fuiste?”

con voz suave, “Bebi un poco de champán, así que volvi al hotel a descansar…”

sin decirme, pensé que ibas a empezar a

de decirtelo en la fiesta, pero, ¿no piensas decirme a dónde fuiste este año? ¡Te mudaste de casa, cambiaste de número de teléfono, no estaba equivocado al

los dedos de Violeta que sostenían el dobladillo de su vestido se

regañándola, una expresión nebulosa apareció en sus ojos.

colores empezaron a tornarse rojos por las lágrimas, Violeta se contuvo para no llorar, como si estuviera en una frecuencia diferente, “La navaja

con suavidad, “Tontita, si se rompe se

a… Nico.”

muy despacio, sobre todo la pausa al final.

con una sonrisa,

seguir hablando, y buscó una excusa, “Mi teléfono está casi sin bateria, hablemos

cerró los ojos con

pasó mucho tiempo antes de que el teléfono volviera a vibrar. La llamada entrante mostraba a Rafael

“¿Dónde estás?”

también

pensar, “Estoy en el hotel…”

habitaciones de la suite, ¿dónde te

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