Capítulo 89

A lo largo de todo el camino, Violeta se olvidó de retirar su mano.

No fue hasta que llegaron a casa, con su abuela despierta y sonriendo en espera, que se retiró con un rubor en sus mejillas

No habían estarlo mucho tiempo sentados a la mesa cuando empezaron a llegar vecinos. Decian que venían a pedir prestadas cosas, pero en realidad, desde que entraban nunca apartaban su mirada de Rafael. Tras un breve intento de conversación, sacaban el tema, “¿Eres realmente el novio de Violeta?”

Violeta miró nerviosamente a Rafael, y por debajo de la mesa le tocó la pierna con su pie.

“Si”, asintió Rafael.

Al irse, el vecino miró a Rafael varias veces más.

Durante toda la tarde, la casa nunca estuvo vacia. Siempre habla alguien que venia a pedir prestado algo o a devolverlo. Violeta sintió que la bisagra de la puerta estaba a punto de desgastarse

A la abuela no parecía importarle, se alegraba porque cada visitante la envidiaba.

Violeta se acercó a Rafael y le susurró un agradecimiento. Él se inclinó y le susurró algo al oido, a lo que ella respondió con un asentimiento y las mejillas rojas

En la noche, la puerta del cuarto de la abuela se abrió silenciosamente.

Luego una figura apareció, escurriendose como un ratón hacia la habitación de enfrente.

Violeta cerró la puerta, dejó sus zapatillas al lado de la cama, y se metió bajo las sábanas.

Apenas su cuello tocó la almohada, el brazo de Rafael se extendió hacia ella con un ligero tono de impaciencia, ¿Por qué te tardaste tanto?”

“La abuela acaba de dormirse…, le explicó Violeta. La tensión en su cuerpo se alivió en un instante.

Rafael levantó las sabanas y se tumbó sobre ella, ¡No perdamos más tiempo!”

Violeta cerró los ojos obedientemente. En la oscuridad, todos sus sentidos se agudizaron, y el aliento caliente de Rafael era como una adormidera irresistible que la hacia cosquillear

Al igual que la noche anterior, el sonido del colchón chirriando llenó la habitación.

Cuando Rafael abrió el segundo paquete de preservativos, se escuchó un ruido en el salón. Los dos bajo las sábanas se quedaron inmóviles, dejando de respirar

Era el sonido de la abuela levantándose para ir al baño, pero pronto desapareció.

misma tortilla de siempre, pero el ambiente era un poco incómodo. Nadie habló, solo se escuchaban los

bajó la cabeza avergonzada, evitando el contacto visual con su abuela. A pesar de que la ancianal habia

de comer, y la abuela

aclarándose

Violeta se sobresaltó

una pausa, “Yo me duermo temprano debido a mi edad, ¿por

respondió Violeta con una

a Rafael, su rostro también se habia

el campo era lenta, pero finalmente llegó el

de Rafael, no necesitaban tomar el autobús a el tren,

cuando escuchó un teléfono sonar. No era el suyo, sino otro

fue a ver, era el de Rafael.

atrevió a

Rafael salió del baño, ella le

el ceno, luego apagó la pantalla de nuevo

vas a devolver la llamada?, pregunto Violeta, “Parece que era tu padre quien llamaba, podria ser algo importante…”

en mis asuntos!”, le espeto Rafael

Violeta en voz baja

con los vecinos yendo

relación. Solo cuando fue devuelta a la realidad se

cruzado

con grandes zancadas, quedándose de pie en el patio con la

sol alargaba su sombra, pero no aportaba

frialdad. Ja, ¿para que me necesitan en casa? Ya tienen

bien, pero supuso que debía ser algún

a hacer lo que dijo y no

Violeta miraba la

Range Rover se detuvo en el hospital, el sol ya se estaba poniendo.

dijo que tenia

de acomodar a su abuela y cenar, el móvil de Violeta empezó a vibrar. Rápidamente lo saco de su bolso,

vuelto a

‘Si…

se iba a su pueblo natal por

lado de la linea llegó un

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