Scapitolo 361

“Me siento igual que tú. A veces, cuando despierto por la mañana y veo a Nono, parece una situación irreal. Pero me siento afortunada y agradecida”, dijo Violeta mirando a Nono con una mirada suave. Luego se volvió hacia su amiga, “¿Y tú? ¿Cómo has estado? ¿El bebé en tu vientre te ha estado dando problemas últimamente?”

¡Estoy

oy mucho mejor ahora!” Dijo Marisol con una sonrisa, luego añadió, “Antonio encontró a un experto en ginecología y obstetricia muy experimentado…”

Su voz se fue desvaneciendo hasta convertirse en un susurro, y sus mejillas se pusieron rojas.

Violeta no la interrumpió, simplemente sonrió y le dio unas palmaditas en la mano.

En el fondo, esperaba que Marisol y Antonio volvieran a estar juntos Después de cuatro años de matrimonio, sería una pena si se convirtieran en extraños.

Nono estaba indeciso entre dos aviones de control remoto. Rápidamente, corrió hacia Violeta en busca de ayuda.

Después de ayudarle a elegir uno, Nono sonrió de oreja a oreja, lo levantó y lo puso en el carrito de compras, y luego devolvió el otro a su lugar.

Aprovechando que Nono se había alejado otra vez, Marisol preguntó, “Violeta, ¿qué planeas hacer con Rafael?”

Capítulo 362

se quedó pensativa por un momento y negó con

suavemente, mirando a Nono que estaba agachado frente a ella, “Todo mi corazón está con Nono ahora, todo el día pienso en él. Quizás no entiendas la felicidad de recuperar algo

estos cuatro años!*

había pensado

propuso. Nunca imaginó que su hijo todavía estaría con ellos, convirtiéndose en el lazo que los unía una vez más. No sabía lo que Rafael pensaba, y

punto de vista y le dio una palmadita en la mano, “¡Vamos a pasear un poco

pagar, Violeta se sorprendió al ver que el carrito de compras de Marisol estaba lleno, “¿Compraste tanto, Marisol?”

lo esperaba! Marisol se encogió de

embarazo s

una sonrisa y la abrazó, exclamando

los

era la hora punta del tráfico, por lo

miró los taxis llenos de pasajeros, sacó su teléfono para llamar a Pablo y pedirle un favor, pero antes de que pudiera marcar el número, Marisol de repente levantó la mano y llamó

¡Rafael, aqui!

Nono miraron en la misma dirección, y un Range Rover blanco se detuvo al borde de la

a mi edificio de

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