Capítulo 416

Aunque él no lo dijo, se notaba que estaba tenso y lleno de una ira contenida, pero Violeta sabía que en realidad estaba preocupado…

De lo contrario, no habría vuelto corriendo a casa con su ropa de hospital sin importarle su estado de salud.

Realmente no sabia si, al huir del hospital, alguien lo habría tomado por loco. Cuanto más lo pensaba, más se le escapaba la risa.

Al escuchar esas palabras tan cargadas de emoción, Violeta también se sintió un poco avergonzada.

Rafael pareció sorprendido por un momento, luego agarró su hombro con una mano y dijo con firmeza, “¡Eso es lo que lo que dijiste!”

“¡Lo dije y lo haré!” afirmó Violeta, sonrojada.

La sombra en la mirada de Rafael se disipó un poco, pero no se relajó del todo. Su mirada se desvió hacia la maleta a sus pies y preguntó, “¿Entonces por qué dejaste el hospital y qué pasa con esta maleta?”

Recordó las palabras de su hijo y, al abrir la puerta y verla agachada arrastrando la enorme maleta, su corazón se llenó de temor.

Violeta siguió su mirada, bajó la cabeza y se rio.

“No has mirado bien. Esa maleta es tuya.”

Rafael, al oír eso, frunció ligeramente el ceño.

Miró la maleta detenidamente y, efectivamente, era la suya. Su confusión no le había permitido verla con claridad antes.

Violeta le explicó suavemente, “Vas a tener que estar en el hospital un tiempo, necesitas ropa interior limpia y artículos personales. ¡Estaba justo arreglando eso!”

La razón por la que había decidido salir del hospital también tenía que ver con Sebastián.

En ese momento Sebastián estaba bastante agitado, con el pecho subiendo y bajando violentamente, y después de la operación de la noche anterior, tanto física como emocionalmente estaba exhausta. No quería que la situación se agravara y, como madre, tenía todo el derecho de visitar a su hijo, así que decidió dar un paso al lado por un momento.

eso, Rafael finalmente

de ella que tenia agarrada y

intencionalmente para

vista dijo, “Oh, cierto, olvidé decirte, no es

mueca

realmente sabía cómo arruinar el

frunció el ceño y preguntó, “Rafael, ¿estás seguro de que no será un problema haber salido del hospital asi?”

la tía está alli, dijo Rafael con

ahora mismo,” insistió Violeta, intentando salir de

con voz

ojos sorprendida, sin esperar que él fuera tan

de que pudiera protestar, él añadió, “Solo es una noche,

después de su persistencia, Violeta asintió, “Está bien…”

estaba a cargo de monitorear a Rafael, quien definitivamente no estaba de acuerdo, pero

a Lucía que se encargara del fuego. Todo estaba listo, justo a tiempo para

comportó muy bien, soplando la sopa en el tazón al lado de la cama, aunque cuando nadie estaba mirando, metió la cara en el tazón para lamerlo un par de

secreto.

encargado, atormentado por las travesuras de su paciente Rafael, llegó a la casa bajo la guia personal de Catalina. Trajo la medicina que Rafael necesitaba

vez que se terminó la última bolsa de medicamento, los

a soñar. Debido a los recientes acontecimientos, el sueño no pudo ser nada bueno. Soñó que salía de una cafetería y era secuestrada y metida en un coche. Después del anochecer, cinco matones llenos de malas intenciones la rodeaban con miradas lascivas y risas

y comenzaban

No, por favor…

se sentó de golpe en la cama.

tocó su frente, que estaba cubierta

no era más que una mujer común y corriente. Además, no había pasado ni

la secuestraron la noche anterior hasta que Rafael cayó del cielo para salvarla y que después la llevaran al hospital para recibir atención urgente, ella había estado completamente concentrada en su condición, sin tiempo para pensar en

cerró los ojos, intentando sacudirse el sueño lo

mirar a Rafael, que yacía a su lado. Bajo la luz clara de la luna, sus ojos profundos estaban cerrados, y todavía

graves, sanarian con el

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