Capítulo 445

Francisco se conmocionó y miró a Violeta con una expresión de asombro ante sus palabras.

Violeta no se esquívó, aunque sus manos temblaban ligeramente de la fuerza con que sujetaba la taza de cafe, su mirada era firme, esperando una respuesta.

La postura de Francisco se endureció como si se hubiera congelado en el tiempo. Después de un largo momento, cerró los ojos lentamente, su expresión era de una profunda tristeza al decir… “Entonces, ese día realmente lo escuchaste…”

La última vez que Isabel había llegado con su hija Estela a armar un escándalo en el estudio, Violeta también habia venido.

Isabel no había conseguido dinero de él y había dicho muchas cosas sin medir palabras. Francisco, posteriormente, prestó especial atención y notó que su estado de ánimo parecia normal en ese momento. Pansó que con la puerta cerrada y un buen aislamiento acústico, ella no debería haber escuchado lo que no debia…

“Si, asintió Violeta.

Frente a la reacción de Francisco, ella ya tenía una idea de lo que venía, y sin decir una palabra, continuó esperando

“Ya que lo escuchaste y ahora lo preguntas, ya no te ocultaré la verdad,” dijo Francisco, llevando sus manos a las rodillas, como si hubiera tomado una decisión, y comenzó a hablar, “La verdad es que tú no eres mi hija biológica.

“Entonces yo la voz de Violeta se apretó.

Francisco disipó sus dudas y continuó hablando, “Tu madre ya estaba embarazada cuando se casó conmigo.”

Violeta sintió como si le hubieran arrancado el aliento por un instante.

Francisco suspiró profundamente, su mirada se torno distante, como si recordara escenas de hace muchos años y dijo, “Han pasado tantos años y aún no puedo olvidar, tu madre caminando hacia mi lentamente en su vestido blanco… Me enamoré de ella al primer vistazo, fue un sentimiento que nunca habia experimentado, en mi vida solo pensaba en casarme con ella. Incluso cuando supe que ya llevaba el hijo de otro hombre, y que ella se negaba a abortar, dudé, pero al final decidí aceptarlo, decidí aceptarte a ti.”

pronto como escuchó que estaba dispuesta al aceptarte, se casó conmigo sin pensarlo

el sacerdote en la iglesia, lo decía con toda sinceridad,

emocionó, una tristeza pesada se asentó en

un rato, recuperó su voz, miró a Violeta y continuó hablando, “Sé que me guardas rencor… ¿pero sabes? Tu madre nunca me amó, siempre tuvo a otro en su corazón. Pude soportar que llevara la hija de otro y tratar a esa niña como si fuera mía, pero no pude soportar que mi esposa ni

Al principio, fui seducido por Isabel, pero a tu madre eso no le importaba en absoluto. Cuando Isabel quedó embarazada, incluso pensé en pedirle que abortara, con tal de que tu madre me diera una décima parte de su amor.

lograría conmoverla, pero la realidad le dio

para una gran guerra, pero no para ganar el corazón de

vez más en silencio.

Capitu

resentimiento y rabla, como si aún no

esos secretos, no era de extrañar que antes de los ocho años tuviera una infancia tan feliz, pero

sé quién era ese hombre, pero sé que tu madre nunca lo olvidó, hasta el momento de su muerte… Francisco hizo una

sus labios, sin

se habia sumido en la tristeza después de que su papá se metiera

la azotea del hospital, la enfermera que presenció todo me dijo que tu mamá, al saltar, la persona a la

se quedó petrificada.

las manos temblorosas de Francisco sacaban de su

su infancia, en ese momento estaba algo desgastado. Al abrir la tapa metálica, vio que ya no

Era su madre…

rencor hacia su padre, ahora envejecido Aunque habia entendido por qué él había sido capaz de ser tan duro con su propia hija, también era un hombre lleno

mansión, cubriendo sus ojos del fuerte sol poniente con su

cálida roza su piel, y la ropa pegada a su espalda por el sudor frío se adhiere a su

no era su

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