Capítulo 473

Violeta levantó la vista y se encontró con esos ojos profundos y serenos.

Se velan tan hondos como un pozo antiguo, y ella sonrió dulcemente.

En realidad, las sospechas de Violeta no estaban equivocadas, Melisa ya sabía de su origen desde hacía tiempo. Cuatro años atrás, en la fiesta de cumpleaños de Sebastián en Casa Castillo, se había sentido desconcertada por el parecido en sus rasgos.

Melisa siempre confiaba en su intuición, especialmente cuando se trataba de la mujer que había ocupado el corazón de su esposo. Por eso, tras ese encuentro, indagó un poco sobre la familia de Violeta y, sintiendo que algo no encajaba, decidió investigar más a fondo. Los resultados confirmaron lo que ya sospechaba: ¡Violeta era la hija de su

marido!

Bianca también estaba al tanto de esta situación, razón por la cual se había aferrado a ella en aquel entonces.

Melisa tomó la pluma, pero no podía decidirse a firmar el consentimiento.

Sabía que lo último que queria era que Violeta donara parte de su higado, incluso prefería esperar a que apareciera un donante compatible. Sin embargo, no podia arriesgar la salud de su esposo. A pesar de la repulsión y la reluctancia que sentía, no tuvo más remedio que ceder.

El médico principal, aunque no conocía todos los detalles, intuyó la incomodidad de Melisa al tener que reconocer a esa hija inesperada de su esposo y le aconsejó: “Señora, no podemos posponer más el tratamiento del paciente, ¡hay que operar lo antes posible!”

“Mama…” la llamó Bianca a su lado.

La tensión en el rostro de Melisa era palpable, pero finalmente firmó.

“Listo, ahora solo queda esperar a la cirugía”, le dijo el médico aliviado.

Violeta se levantó, habiendo conseguido lo que quería, y se preparó para irse.

Bianca se acercó a ella con una mirada complicada y, con un suspiro de sinceridad, le dijo: “Violeta, jte lo encargo!”

Violeta frunció el ceño.

Antes de que pudiera decir algo, Bianca ya había desviado su mirada hacia Rafael y con una voz suave llenó el espacio: “Rafael, si Violeta necesita algo, avísame. Haré todo lo posible por ayudarla.”

era la involucrada directa, Bianca hablaba con

sin mostrar nada en su expresión, simplemente tiró de la mano que la agarraba y ambos salieron de la oficina

dirigió al Grupo Castillo para atender asuntos de trabajo,

quedarse algunos días en el hospital para recuperarse de la cirugía y necesitaba organizar su ropa, además de asegurarse de que Nono

noche, Violeta se encontraba de nuevo frente a la

cristal a Lamberto.

¿crees que se

Rafael, rodeándola con

dudado, ahora estaba seguro de que con el trasplante de hígado todo

suavizó su

y que las céklas restantes se regenerarán sorprendentemente. ¡No será una carga si

cambiar el tema. Aunque él no lo mencionaba,

desaprobación, y murmuró, “¿Es este el momento de pensar en

hija?”

pero finalmente cedió, “Claro que sí”

mañana será agotadora”, le dijo llevándola hacia

Violeta

media, cuando estaba previsto

Yacía en la camilla, con dos enfermeras empujándola desde ambos extremos, mientras Rafael, siempre atento, caminaba a su lado, sin dejar de entrelazar sus dedos con los de ella con una fuerza que transmitia tanto cariño como nerviosismo.

la puerta del quirófano.

frunciendo el ceño con preocupación, le preguntó, “¿Puedo entrar y

quedó un momento pensativa y luego negó con la cabeza de manera seria, “¡Lo siento! Según

evitar lanzarle a Rafael una mirada de extrañeza.

común que alguien quisiera acompañar al paciente, ni siquiera los padres de los pequeños en pediatría habían hecho una petición similar, definitivamente

inusual…

se vio obligado a soltar la mano de Violeta.

al quirófano antes que ellos, y en el otro lado del pasillo estaban

Bianca.

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