Capítulo 486

Vieron? Ese es mi nieto Nono, jel que le dio a mi hijo!” Sebastián señalaba a Nono con un aire de superioridad.

El abuelo Alves lo escuchó y miró en la misma dirección, pero su expresión no cambió y casi sin pensarlo, soltó una carcajada y le dijo: “No hay problema! Lucio tiene una mente muy abierta, jestas cosas no le importan en lo más

minimo!”

“Sebastián se quedó sin palabras para replicarle.

Cuando Violeta regresó con Nono, quien acababa de ir al baño, seguido de cerca por Lucio, a la orilla del río, en el balde junto a Sebastián ya habia un pez, aunque por alguna razón su semblante no era el mejor

Por otro lado, el abuelo Alves, que hasta el momento no había pescado nada, tenía la cara llena de sonrisas.

Al acercarse la tarde, se trasladaron a un restaurante dentro del parque.

El mesero trajo café recién hecho y té de hierbas a la mesa, que era redonda, con el abuelo Alves y Lucio sentados de un lado y Nono llamado al lado de Sebastián, como formando dos bandos, mientras Violeta estaba sola en medio.

Violeta se enderezó un poco, sintiéndose incómoda.

Tomo un sorbo del té que tenía delante y, con la mirada baja, pasó su vista rápidamente por Lucio, quien no dejaba de observarla, y por el abuelo Alves, que también tomaba té, para finalmente detenerse en Sebastián.

Podia sentir que, desde el momento de la pesca, el humor de Sebastián no estaba muy bueno.

Su rostro, normalmente seno y poco dado a la sonrisa, parecía aún más severo y algo enfadado, en marcado contraste con el siempre jovial abuelo Alves.

Cuando sus miradas se cruzaron accidentalmente, Violeta sintió un escalofrio en la espalda y tragó saliva, preguntándose si habría hecho algo para molestarlo, aunque su presencia alli era una invitación de él…

Sebastian retiró la mano de la cabeza de su nieto y de repente le preguntó a Violeta: “¿No llamaste a Rafael? ¿Cómo es que aún no llega?”

boca sin

fue ella quien llamó, sino que él la contactó inmediatamente después de una reunión al ver su mensaje, y al enterarse de la situación de ella,

oficina.

invocara, la

que traia los platos, apareció una figura alta, era el recién mencionado Rafael, vestido con un traje negro a medida y la corbata perfectamente anudada; por el tiempo, parecía haberse dirigido

se acercó a Violeta y colocó su mano de forma natural sobre su

cabeza y apoyo su mano sobre la

*Papa…”

una voz tierna y

y saludó al abuelo Alves y a Lucio, luego tiró de la silla y

caras del abuelo Alves y del nieto, se sintió mucho mejor y con el ánimo repuesto, pidió con satisfacción

le respondió el mesero con una

si era su imaginación, pero

y todos

abuelo Alves era el invitado y, después de despedirlos y ver cómo se alejaban

en la entrada

había abierto la puerta trasera del coche, y como Rafael también había llegado conduciendo, Violeta, llevando a Nono en brazos, iba a subirse a su vehículo para regresar juntos a la mansión. Ella, inclinando la cabeza, le susurró bajito al niño, “Amor, ¡dile adiós al

su pequeña

querido nieto!” Sebastián asintió con

sus pasos se detuvieron de repente, y echó otra mirada en la dirección por donde se había ido el auto del abuelo Alves. La mirada que le dirigió a ella era de alguien que tenía algo que decir pero no se atrevía, frunció

Violeta:……

la noche

codo sosteniendo su rostro y su larga

el calor le inundó el cuerpo recién

y la giró hacia él, no solo para evitar que se lastimara la herida,

abrazó, sacando a colación lo que había pasado esa tarde, “Si no quieres

de mi parte?” Violeta

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