Capítulo 495

Rafael dejó inmóvil su boligrafo.

Al levantar la mirada, se encontró con Silvia, que estaba parada frente a su escritorio sonriéndole con dulzura. Hoy se había vestido diferente, sin su habitual maquillaje punk y llevaba un sencillo vestido de color sólido que contrastaba mucho con su apariencia en la fiesta de aquel día. Su cabello, que caía a lo largo de su espalda, la hacía parecer muy delicada y femenina.

Rafael frunció el ceño, molesto dijo, “¿Cómo fue que entraste aquí?”

“¡Ah, pero si tú me dejaste entrar!” Silvia encogió los hombros, jugando al enigma.

“Quiero saber, ¿quién te dejó pasar!” Rafael giraba su boligrafo, golpeándolo contra el escritorio.

Silvia se dejó caer en la silla de enfrente y comenzó a quejarse, “Uf, la gente de aquí es tan fastidiosa, no tienen la menor idea de cómo tratar a los demás, sin una cita no me dejaban entrar. ¡Pero no iban a detenerme! Me colé entre un grupo de clientes y subi sin problemas. ¿Ves qué astuta soy, Rafael?”

Al terminar, Silvia lucia triunfante.

Rafael juntó las cejas, estaba preocupado por el descuido en la seguridad que tendría que abordar más tarde. Pero ya que Silvia había llegado, se recostó en su silla y le preguntó con voz tranquila, “¿A qué vienes aquí?”

¡A verte, por supuesto!” Silvia sonreía radiante, como si sus ojos brillaran.

Pero Rafael, como si fuera ajeno a cualquier coqueteo, le respondió con un rostro imperturbable, “Ya me viste, asi que ya puedes irte.”

De inmediato, Silvia se mostró descontenta, puchereando, “Venga, estuve esperando un buen rato allá abajo antes de subir Rafael, han pasado siete años desde la última vez, no seas tan distante.”

“Rafael, hoy es mi cumpleaños, ¿no me vas a desear feliz cumpleaños?” Silvia cambió de tema rápidamente.

“Feliz cumpleaños. Rafael le dijo sin entusiasmo, casi por compromiso.

rubor y dulzura

una atractiva tarta de

“Jeje, hice este pastel yo misma esta mañana

Rafael ni siquiera extendió la mano.

ese favor. Silvia insistió un poco más, “Anoche, cuando hablaba con mi mamá, le mencioné que te había visto, y ella me dijo que cuando tuviera oportunidad, visitara el

apretó los labios

madre de Silvia, Faustina Navarro, había sido una buena amiga de la madre de Rafael cuando ambas eran

en la

de Rafael había fallecido de hemorragia al darlo a luz, asi

Faustina nurica olvidó esa amistad y cada año en el aniversario de la muerte de la madre de Rafael, enviaba a alguien a visitar su tumba y

frunció el ceño y, a regañadientes, tomó el tenedor, “Por respeto a tu madre, lo haré.”

un pequeño bocado y

aunque no insistió para que comiera más, se mostró visiblemente emocionada al verio comerse ese pequeño bocado de pastel, con un destello de excitación inusual en sus ojos

expresión de alegría, “¿Qué tal?

y luego sonrió levemente, “Ya he

de despedirla ya era evidente, pero Silvia pretendió no entender y aun así buscó seguir la conversación. “Rafael, ya consegui mi maestría en Administración de Empresas y, después de volver al país, todavia no tengo trabajo! Me gustaría trabajar en el Grupo Castillo,

el Grupo Castillo tiene procesos de reclutamiento regulares”, le respondió Rafael con

indiferencia.

no hay manera de que me ayudes con un pequeño empujón?” Silvia puso una

la mano.

no está permitido, Rafael la rechazó tajantemente, con un tono de voz que no admitia

no, que se quedara donde estuviera cómoda. Ni siquiera la antigua amistad universitaria entre sus

holgazanes.

límite, aún tenía un

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