Capítulo 525

Después de un desayuno copioso con arepas y dulce de leche, Violeta se recostó en el sofá, sintiendo su barriga redonda y llena.

Rafael, quien siempre estaba cerca, se acomodó a su lado en el sofá, jugueteando con su cabello mientras le cubría lá mano con la suya, De repente, le lanzó la pregunta, “¿Cuándo vamos a inscribir el matrimonio?”

“¿Eh?” Violeta saltó, sorprendida.

Con suavidad, Rafael tomó su mano, acariciando el anillo de compromiso que siempre llevaba en su dedo anular, “Ya hace tiempo que aceptaste mi propuesta, y ahora esperamos una hijita, ¿no piensas casarte conmigo?”

Al recordar su imponente propuesta, las mejillas de Violeta se tiñeron de un ligero rubor.

Ella anhelaba la santidad del matrimonio, pero al pensar en algo, negó con la cabeza y le dijo en voz baja, “No hay prisa, mejor esperemos a que Sebastián me acepte.”

“¿Por qué tenemos que esperar por él?” Rafael frunció el ceño.

Violeta se puso seria, Rafael, sé que siempre has querido la aprobación de tu papá, y deseas que él bendiga sinceramente nuestro matrimonio. Así que, esperemos un poco más. Además, ¿qué prisa tienes? Ya tengo a tu hijo y ahora esperamos otro, ¿acaso temes que te deje?”

Ella siempre recordaba lo que Catalina le habia contado sobre su infancia.

Su madre habia fallecido de hemorragia al dar a luz, y Sebastián siempre habia culpado indirectamente a Rafael por la muerte de su esposa, lo que causó una relación distante entre padre e hijo. Rafael, travieso en su infancia, solo buscaba llamar la atención de su padre y, a lo largo de los años, había trabajado sin descanso en el Grupo Castillo, todo para ganarse su aprobación.

Ella sabia que en el fondo él también ansiaba el cariño de su padre. Por ella, Rafael ya había confrontado a su padre varias veces y rara vez volvía a la Casa Castillo.

Aunque todavía no se había reconciliado completamente con el incidente de hace cuatro años, la felicidad diaria habia suavizado su rencor Esperaba que su matrimonio también recibiera la bendición de sus padres.

Violeta sonrió descaradamente, “Y además, no es la primera vez que tengo un bebé antes de casarme, ¿verdad?”

¿Así que incluso te sientes orgullosa?” Rafael no pudo evitar reírse.

un poco con

sentimientos. ¡Todo lo

sopa que Rafael le insistía en darle, Lucía, con su figura rellenita, entró desde afuera, “Violeta, hay una muchacha afuera mirando hacia la puerta sin entrar. Pablo dijo que le

frunció

una sospecha y se apresuró a decir, “¡Déjala entrar!”

por Lucía, Silvia entró cargando bolsas y paquetes a través del

día entero encerrada en casa, desahogándose en una llamada con su madre Faustina en Inglaterra. Había reflexionado sobre los buenos y malos momentos

había salvado la vida. Solo, dudaba en entrar al notar que Rafael estaba en

“¿Qué haces aquí?

Silvia,

el corazón, “Rafael, no te enojes, no vine

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se apresuró a levantarse, colaborando en la explicación, “Eh, la verdad es que no vino

amigas?” le preguntó

ella misma encontraba Increible la situación y trataba de aclarar las cosas, “Mira que ella

quiso mostrar su lealtad, “Todo esto lo compré tempranito en el

de Rafael

productos nutritivos ideales para fortalecer el cuerpo, de lo

a sus cosas!

Ella tomó la iniciativa y tiró suavemente de la manga de Rafael, “Rafael, ¿no dijiste que tenías unos. documentos que

gesto de resignación, torció

esto, Violeta

sacó un tazón de sopa que contenía pescado. Ella pensó que

en la mano, Rafael le dijo, ¡Abre la

frunció

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