Capítulo 582

Después de regresar a su habitación, Violeta se metió al baño para darse una rápida ducha.

Al salir del baño, su celular comenzó a sonar. Al contestar, la pantalla mostraba un número desconocido y, aunque en la línea se percibía la respiración de alguien, nadie respondía a sus repetidos “¿Hola?“.

Con el ceño fruncido, Violeta cortó la llamada,

Mientras se secaba el cabello, el teléfono sonó de nuevo.

Era el mismo número desconocido, pero nadie hablaba Violeta, molesta, preguntó: “¿Por qué no hablas? Si no dices nada, voy a colgar“,

Cortó la llamada con un suspiro y en ese momento, Rafael, que estaba tendiendo la cama, se acercó y preguntó: “¿Qué pasa?”

Violeta negó con la cabeza y señaló su celular, “No sé… alguien me llama y no dice nada.”

Rafael frunció el ceño y estaba a punto de revisar el teléfono cuando éste volvió a sonar, como si su propósito fuera no dejar en paz a su dueña. Con voz firme, contestó: “¿Bueno? ¿Quién es?

Tal vez intimidado por su tono, el interlocutor colgó de inmediato.

Rafael, aún más preocupado, revisó los últimos números que habían llamado y concluyó que debían ser de alguna cabina telefónica. Para evitar más molestias, decidió apagar el celular, “Si vuelven a llamarte números desconocidos, solo cuelga.

“Claro!” asintió Violeta,

Con el celular apagado y evitar molestias, finalmente hubo paz. Violeta, que ya bostezaba en el estudio, casi se quedó dormida bajo la ducha. Las llamadas molestas habían logrado disipar algo de su sueño.

Rafael pasó sus dedos entre los cabellos de Violeta y le sugino secar completamente su cabello antes de dormir, “Seca bien tu pelo antes de dormir, mojarse la cabeza puede ser malo para el corazón.”

Violeta inclinó la cabeza hacia atrás, disfrutando cómo su cabello se deslizaba entre los dedos de Rafael

naturalmente sobre su cintura,

respondió

en la almohada, exhalaba lentamente mientras sus párpados se teñían de un leve rubor bajo

alcanzó cierto nivel, Rafael retiró su mano rápidamente, apagó la lámpara de la mesita de noche y abrazo a Violeta en la oscuridad, indicando que estaban listos para

su labio

el fuego dentro de ella era avivado poco a poco, su garganta seca, llena de llamas incontrolables. El

la

que sus cejas estaban arqueadas. Él tomó su dedo indice, lo llevó a

ganas de darle una patada, pero finalmente se dejó lleva por

Mercedes negro

para Violeta, quien bajó con Nono y se inclino para limpiar las migajas de galleta del traje del niño, preguntándole: “Cariño, ¿fue papá

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ojitos brillantes de Nono se

con

la respuesta, sonrió resignada y entraron de la mano a la

había llegado antes, esperándolos en su mesa.

“Luciol”

“Violy

vez sentados, Lucio sonrió y dijo, “Te pedi un jugo de durazno recién exprimido.

sonrió

habla pedido para dos. Pero cuando apareció un pequeño acompañante, entendió de inmediato la razón de su presencia. Con una voz cálida preguntó, “¿Qué

sus labios en una sonrisa timida, dijo, “Lo

hijo. Le encantaba escuchar cómo lo llamaba “mama” con esa vocecita suave y dulce, y cómo intentaba incluir “mama”

jugos de durazno idénticos, y Nono los disfrutó con sonidos do

sacó de su bolsa una invitación preparada y la pasó por encima

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