Capítulo 601

Una semana después, Violeta fue dada de alta del hospital y se fue a casa después de que le quitaran los puntos de la cesárea.

La recuperación no era tan rápida como la de un parto natural, asi que debía pasar la mayoria del tiempo en la cama descansando. Aforturiadamente, su estado de salud siempre había sido excelente, a excepción de tener que cuidar y poner atención especial en la herida de la operación. Por lo demás, no se sentia incómoda.

En algún momento, sin saber cuándo, habia comenzado a nevar afuera. La vista desde la ventana iluminada era particularmente encantadora.

La casa estaba cálida como si fuera primavera, y el aire se llenaba con un dulce aroma a leche. La pequeña princesa de la Familia Castillo, recién llegada y ya convertida en el centro de atención, yacia tranquilamente al lado de su madre. Sus rasgos ya no estaban arrugados, tenía pestañas largas y densas como dos pequeños abanicos. Aún era dificil decir a quién se parecía más, pero sin duda se podia ver que era hija de la pareja.

Violeta se giró de lado y arropó a su hija, justo cuando vio que fruncía el ceño y emitia un pequeño “mmm“, moviendo su manita en un puño cerca de su rostro, era una imagen adorable.

Cuando Rafael llegó de su turno extra en el trabajo, se encontró con esa escena de ternura.

Era tan bella como una pintura, lo dejaba absorto sin poder hacer nada más que quedarse mirando, como si una vida entera no fuera suficiente para apreciarla.

Violeta, sin darse cuenta, levantó la vista y vio la figura robusta de su esposo apoyada casualmente, con su abrigo negro colocado sobre el codo. Aunque tenia rastros de cansancio en su rostro, sus ojos revelaban una suavidad indescriptible.

Ella sonrió de inmediato y le preguntó, “Amor, ¿cuándo fue que llegaste?”

“Justo ahora,” le respondió Rafael, acercándose.

Al ver que sólo estaban ella y su hija en la habitación, le preguntó con una ceja levantada, “Nono ya se durmió?”

Ante la pregunta, Violeta no pudo evitar reirse y contestarle, “Si, tuve que insistirle varias veces antes de que, renuentemente, se fuera a su habitación a dormir.”

SOUP

Freya, Nono quería pasar todo el día con su hermanita y cada noche, después de intentos de Violeta, regresaba a su habitación a dormir, mostrando ser un

que el frio de su cuerpo se disipara antes de tocar a

su presencia, la pequeña princesa comenzó

con todo el cariño que un padre puede tener por su hija, la tomó en sus brazos y la consoló pacientemente, mirándola con

miró la hora y le hizo una señal con la mano, “Debe tener hambre, damela.”

su hija, Violeta procedió

de llorar, se calmó al sentir el calor de su madre y sin siquiera abrir

Nono había sido llevado al poco tiempo de nacer, y ella no había tenido la oportunidad de amamantarlo. Ahora, con su hija, podia vivir la experiencia que

Violeta levantó la vista,

ella, o más

Castillo. En los últimos cuatro meses, como Elias había dicho,

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regreso,

amamantar a su hija, y la impresión era

la cercanía entre ellos y la ausencia de otras personas en el dormitorio, esa mirada ardiente y desinhibida, junto con el hecho de haber estado separados

“Glup…”

escuchó claramente el sonido de la

la cabeza y

a su hija que

manos de Violeta, apartando con dificultad su mirada del cuello de ella.

su cuna al lado, Rafael no se dirigió al baño para ducharse, sino que regresó decididamente a la cama, se quitó la camisa

aún no estaba en condiciones de hacer esfuerzos intensos, el en realidad solo podía saciar su antojo.

escuchó la voz temblorosa de ella, “No, deja… deja un poco para

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