Capítulo 658

Antonio alzó una ceja lentamente al escucharla, “¿Me estás invitando a quedarme y dormir contigo?”

“Mmm…” Marisol le dijo con la cara sonrojada y con voz baja.

¡Solo le pidió que se quedara, pero lo hizo sonar tan íntimo!

Antonio la observó con calma durante un buen rato, acariciándose la barbilla, y finalmente le dijo con un tono deliberadamente pensativo, “Está bien, ¡me quedaré contigo!”

¡Ese hombre!

Marisol apretó los dientes, deseando poder retractarse de sus palabras.

Pero ya que lo había dicho, no había vuelta atrás. Después de que Antonio terminó su rutina nocturna, se quitó los zapatos y se metió en la cama de hospital con ella.

Como era una cama individual, había suficiente espacio para ella, pero con Antonio también allí, se sentía un poco apretado.

A pesar de su apariencia esbelta, era todo músculos firmes y bien definidos. Con todo el trabajo que tenía como médico, ¡que él pudiera encontrar tiempo para ejercitarse era un misterio!

Marisol fue fácilmente abrazada por sus largos brazos, dejando poco espacio entre ellos.

Contrario a lo que esperaba, mirando su garganta tan cerca, le preguntó con los labios secos, “Antonio, ¿podríamos conseguir una cama adicional, verdad?”

Frunciendo el ceño, Antonio le replicó con convicción, “¿A estas horas quieres molestar a la auxiliar? ¿No sabes que su trabajo es más duro que el de las enfermeras?”

“Está bien…” Marisol se quedó sin palabras.

Miró hacia la ventana en silencio. Apenas eran las diez, no era tan tarde, ¿verdad?

Como la noche anterior, Antonio cubrió sus ojos con su mano, “¡A dormir!”

“Mmm.” Marisol asintió.

Ella no se atrevía a moverse, sintiendo que la mano sobre sus ojos se deslizaría sobre

retiró la mano bruscamente y le dijo con una voz burlona, “Casi me olvido de algo, debes prometerme que no me harás nada mientras duermo.”

lo que ella le

la boca, “… ¡Lo prometo!”

cerrados, parecía que realmente estaba exhausto por las

hacía ningún movimiento, su cuerpo tenso comenzó a relajarse y también se sumió

noche tranquila los envolvía mientras dormían juntos en la estrecha cama del hospital.

que aparecía de la nada

que vio fue aquel par

“¿Ya despertaste?”

y justo cuando iba a hablar, fue silenciada por un beso apasionado, “¡Mmm!”

disipando cualquier rastro de somnolencia, dejándola solo con su presencia, pasivamente

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mano a través de su uniforme de hospital era como

por arte de magia, Antonio tenía en su mano un paquete

aliento se entrecortó ante la intensidad de su mirada, casi sintiendo que podía quemarla

intentó aferrarse a un último hilo de racionalidad, apoyando sus manos

ya cerré la puerta con llave por dentro,” le dijo Antonio con una sonrisa seductora en su

desde adentro, y la ventana estaba cubierta

recordó, “¿No

queda una hora, hay tiempo suficiente,” Antonio sonrió

más, pero fue silenciada nuevamente por su

lóbulo de su oreja

esas tres palabras, el corazón de ella latía sin

inclinó la cabeza, ocultando su rostro ardiente en la almohada, porque, por un instante, la sensación más

miraba cómo él abría

tenue, y la temperatura de la habitación

hacía difícil, se oyeron pasos en la puerta y Marisol se sobresaltó, recordando algo

en voz baja, “¿Qué hacemos… la enfermera viene a

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