Dulce Disparo al Jefe Cachorro Enamorado

Capítulo 687

Subiendo escalón tras escalón, el corazón de Marisol latia al ritmo acelerado de sus pasos.

Al llegar al tercer piso, vio a su prima Sayna apoyada en unas muletas, su rostro reflejaba ansiedad. Al notar a Marisol en brazos de Antonio, corrió hacia ella emocionada, “Prima, estás bien?”

Sayna la examino de arriba abajo, asegurándose de que estaba ilesa, y finalmente se calmó.

Apretando la mano de Marisol sin soltarla, entre lágrimas y frustración dijo, “¡Prima, finalmente has vuelto! Estaba tan preocupada, me arrepenti de no detenerte cuando saliste. Gracias a Dios estás bien, de lo contrario, me habría arrepentido toda mi vida por pensar en una idea tan estúpida. ¡Antonio, eres increíble, sabia que podrías traer a mi prima de vuelta!”

Marisol se conmovió al principio, pero al escuchar las adulaciones, no pudo evitar un gesto de disgusto.

Mirando hacia arriba, frunció el ceño y preguntó, “¿Por qué hay tanto ruido? ¿Qué sucede en casa?”

A pesar de estar a varios escalones de distancia, el bullicio se colaba a través de la puerta de seguridad.

“¿Qué más podría ser? ¡Esa gente ha vuelto a aparecer!” Sayna se desanimó, sus ojos llenos de ira, “Es interminable, no nos dan un respiro, vienen todos los días a causar problemas. ¡Me echaron fuera, diciendo que como soy una niña no debería meterme!”

Al oir esto, Marisol no pudo quedarse tranquila y luchó por bajar, “¡Antonio, déjame ir!”

Al igual que antes, Antonio pareció no oírla y continuó subiendo las escaleras, abrazándola firmemente.

Girando la llave y abriendo la puerta de seguridad, se encontraron con un tumulto de hombres y mujeres de mediana edad, todos con posturas desafiantes. Tía Perla y tío Jordi estaban rodeados en el sofá, incapaces de hablar, solo bajaban la cabeza mientras los demás les reprendían sin cesar.

La tía Perla, de temperamento volátil, no pudo contenerse y se levantó, enfrentándose a la multitud, “¡No podemos sacar más dinero, tomen lo que quieran de nuestra casa para saldar la deuda!”

de nuestro salario, ¿acaso no

que su amigo ha huido, ¿quién sabe cuándo recuperaremos el dinero?

ola de voces acusadoras y, de entre

vinieron a hacer un escándalo. También sabía por Sayna que la herida en la

acción violenta por

tío Jordi, “¡Jordi, te lo dejé claro! Si no devuelves el dinero de todos, no me voy a contener. Nosotros confiamos en ti y en tu palabra, ¿si tú no pagas, quién

con fuerza, tocando el corazón de los presentes, quienes miraron con resentimiento

“Yo pagaré.”

masculina y grave rompió el silencio.

de Antonio era calmada, pero su voz cortó el

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giraron para ver al hombre de figura imponente, cuya presencia destacaba incluso en la sencillez de sus movimientos.

Jordi se sorprendieron al ver que, además de su hija y su sobrina, había un hombre de porte distinguido y presencia

su labio y miró hacia Antonio,

alrededor de ella, como si la tranquilizara en silencio

su dedo y giró su cabeza para dar una orden a Sayna, que

tomó las llaves al

porte sereno, continuaba sosteniendo a la joven y sin decir palabra, se dirigía con pasos firmes hacia la sala de estar.

parte de su mundo, lo que hacía que

el sofá, mientras que tía Perla y tío Jordi

todos, la prima, que tenía una pierna enyesada, había regresado corriendo a una velocidad impresionante y, además de las llaves que Antonio le había dado, sostenía

todos los presentes se quedaron sin aliento.