Capitulo 719

Capítulo 719

La carretera serpenteaba subiendo la montaña, Marisol, medio hora después de subirse al vehiculo, había caído en un sueño profundo.

Antonio, que estaba sentado a su lado, la despertó

Levantó la cabeza de su hombro, miró hacia el exterior del vehiculo todavía medio adormecida, y preguntó aturdida a Antonio, “¿Llegamos al aeropuerto?”

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Antonio se rio y le limpió la saliva de la esquina de la boca con su mano, “No, pero necesitamos bajar del vehiculo.”

Aún medio adormecida, Marisol se dejó qular por Antonio para bajar del vehículo, y se encontró frente a la entrada de una ciudad antigua.

Estaba cerca de Machu Picchu, el lugar más cercano al cielo.

Una vez tuvo la suerte de visitar este lugar por trabajo, pero las memorias de ese viaje no eran alegres, por lo que regresó apresuradamente a Costa de Rosa. Y fue en Cartagena donde, por acontecimientos del destino, tuvieron su primera vez…

Marisol miró asombrado a Antonio, realmente no esperaba que viniesen aquí, ¡pensó que solo se lo había dicho casualmente!

Con una sonrisa, Antonio la abrazó y la quio hacia la antigua ciudad.

Mientras ella dormia en el vehículo, él ya había reservado una habitación en una de las posadas locales, una habitación de lujo en la azotea con una vista impresionante de toda la ciudad antigua.

Después de dejar su equipaje en la habitación, se dirigieron a comer algo y después a explorar la ciudad.

Cuando Marisol miró por encima de su hombro, podia ver la figura de Antonio siguiendola paso a paso, con su atractivo rostro capturando su atención bajo el sol poniente.

Al regresar desde la mitad del camino de la montaña a la calle peatonal, Antonio, que tenía su mano alrededor de su hombro, la pasó por su cabello diciendo: “Te creció mucho el pelo“.

Marisol se tocó el cabello y respondió sin pensar. “¿No dijiste que debía dejarlo crecer?”

“¿Entonces, lo dejas crecer solo porque yo te lo pido?” Antonio la miró y sonrió.

tartamudeando, “Es solo que cortarmelo es una molestia… ¡Te he dicho que no

rostro se

atardecer que reflejaba en su m intensificó. Ante la vergüenza, intentó quitarse su mano y caminar más rápido por delante, pero Antonio usó

sorpresa, luego vinieron sus

terminó el apasionado beso, Marisol, ruborizada, le riñó: “Antonio, estamos en

expresión despreocupada

la mano, continuo caminando

por un beso reciente, señaló unos anillos de plata cuando pasaron por una

se acercó, mirando las joyas con una mirada evaluadora. “Si, tienen su

ver los anillos más de cerca. Marisol observó, con una

con una

preguntó, su corazón

él, extendiendo la pieza de plata hacia ella. “Para ver si

Le quedaba perfecto. Antonio la miró con

ella, mirandolo con

de Marisol y entrelazar sus dedos

tuyo.”

sobre el cielo de Machu Picchu. La luna

nocturno haciéndola buscar su calor. Él la rodeo

“esto. ¿es como nuestra

suavemente, sus ojos reflejando la luz de

a hacer lo mismo, y lo miró a los ojos.

bajo la luna, uno que sellaba promesas no dichas pero que resonaban en sus corazones. Y en ese momento, rodeados por la historia

el labio con una chispa de anhelo y señaló hacia el

eran simples anillos, sino alianzas para parejas. No queria pensar si el vendedor aceptaria venderlos por separado,

con la cabeza, pero sin detenerse a comentar más, la rodeó con su brazo y dijo, “Vamos, hay un restaurante de cabra especializado aquí

respondió con desgana, no pudiendo

cabra y luego un caldo con la misma came; era suave y delicioso, diferente a la carne de cabra

una tienda de articulos para el hogar que estaba al

entorno, no se podia esperar la comodidad de siempre. No era más que solo la complicación de bañarse, sino también

una semana sin poder ducharse bien o dormir a gusto, Marisol queria comprar

empezaba a buscarle uno adecuado, de pronto recordó algo y exclamó, “Cielos, creo que deje mi

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