Capítulo 754

Los pandilleros estaban tirados en el suelo, uno frotándose la cabeza y el otro el brazo, con gestos de dolor y muecas de disgusto. Parecían querer lanzarse de nuevo al ataque, pero en sus rostros se veía un claro temor. Después de mirarse el uno al otro, finalmente optaron por huir con el rabo entre las piernas.

Mientras tanto, mi prima Sayna y el guardia de seguridad Héctor llegaron corriendo hasta donde estaba Marisol, y la ayudaron a levantarse.

Héctor, con una expresión de preocupación, le preguntó: “Sra. Pinales, ¿está usted bien?”

“Estoy… estoy bien“, le respondió, aún conmocionada.

Héctor murmuró desconcertado: “Esta zona siempre ha sido tranquila, casi no hay peleas ni borracheras. ¿Qué está pasando? ¿De dónde salieron esos pandilleros? No se preocupe, Sra. Pinales, su prima ya llamó a la policía y la intersección tiene cámaras. ¡Seguro que los atraparán!”

Marisol asintió con torpeza.

Aunque estaba respondiendo a Héctor, su mirada se dirigía hacia Antonio, quien sostenía un palo en

sus manos.

Cuando abrió los ojos hace un momento, él sostenía dos palos, uno en cada mano, que estaban tirados en el suelo. La luz de la farola alargaba su figura sobre el pavimento, asemejándolo a un héroe de película que cae del cielo.

Era la primera vez que veía a Antonio desplegar tal virilidad.

Marisol aún estaba confundida y no entendía cómo había aparecido allí. A esa hora, ¿no debería estar con Jacinta?

Antonio dejó el palo a un lado y bajó la mirada con sus ojos encantadores, “¿Cómo está tu pie?”

Marisol se sorprendió y miró hacia abajo.

Sintió un dolor agudo y se dio cuenta de que se había torcido el tobillo. Probablemente sucedió cuando los pandilleros se acercaron y, al retroceder, chocó contra un bote de basura. Eso explicaría por qué le costaba tanto esfuerzo levantarse.

soportar el dolor y negó con la cabeza, “Está… está

el equilibrio y, por instinto, rodeó con

haciendo?” Marisol le preguntó.

con determinación,

estoy bien, solo es una torcedura. Con aplicar calor estará

tú médico o lo soy yo?” le replicó Antonio con una ceja arqueada,

incluso a veces la elevaba con facilidad. Las manos de

los contornos de su rostro y las pequeñas sombras de barba en su mandíbula.

Capítulo 754

repente Antonio recordó algo que lo molesto y, después de arrojarla al suelo, Antonio la levantó en brazos y con voz grave

cerró los ojos

rápidamente bajo sus largas piernas, y antes de que Marisol se diera cuenta, Antonio la había métido en el asiento del copiloto de su

su cinturón de seguridad ya estaba abrochado.

no entender nada y le hizo muecas a Marisol desde el asiento de

emergencias. De vez en cuando, el personal médico pasaba por

mientras la sentaban en una silla, insistiendo, “Debe ser solo un esguince, realmente no hay necesidad de ir al

mirada hacia Sayna y dejándole una instrucción, “Sayna, cuida de

Sayna aceptó

te dije que llamaras al guardia? ¿Cómo es que él vino? ¿Lo llamaste

de preguntarle cuando ya en su interior decidió no preguntarle eso, pues en tan poco tiempo, ní siquiera con alas

crucé a la otra calle, vi su Cayenne parado en la entrada del complejo, estaba

quedó sin

entusiasmo hasta golpeó su muslo, “Esos dos maleantes no eran nada frente a él. ¡Antonio es todo un macho! Yo ni siquiera había vuelto aun cuando él ya estaba a tu lado. Aunque estaba lejos, lo vi todo muy claro. Antonio le lanzó

una película!” Marisol la miró con cara de no entender nada.

hubiera sido por la emergencia

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