Una entrega de amor

Después de meses de llevar este ardiente sentimiento por dentro que me consume de forma avasallante no pude resistirlo más, tomé la mano de Elisa para que me tocar, había soñado con ella tantas noches que no la iba a dejar ir, está noche la haría mía de lo contrario enloqueceria de pasión y deseo, ella era mi pasión prohibida

Tocó suavemente la mejilla de la mujer que me tiene fascinado, no solamente por su noble corazón y su manera de amar incondicional si no por su belleza, Elisa es tan jodidamente sexy ella desborda sensualidad por cada uno de sus poros, es coqueta aunque no se de cuenta, ella no tiene idea de a cuántos guardaespaldas llamé a mi despacho para advertirles que la institutriz de mi hijo era intocable! el que osara poner sus ojos en ella tendría la muerte asegurada, los muy cabrones malinterpretaban su amabilidad con otra cosa y le andaban sonriendo de más!

Rodrigo tiene su penetrante mirada fija en mí, juro por dios que estoy a punto de caer, mis piernas de niegan a sostenerme, me atrapa en sus fuertes brazos y me acerca a su cuerpo, el agua tibia llega a mi piel, mi atractivo jefe busca mis labios anhelante, desesperado, yo solo me dejó llevar y correspondo su beso, también estoy deseosa por probarlo, por sentirlo, siento como su virilidad crece, está dura, sentirla solamente hace que mi intimidad se humedezca

Beso a Elisa deseoso de probar su sabor, ella es dulce, con cuidado abro sus labios para que me deje entrar mientras mis manos recorren su bello cuerpo, el whisky me a dado el valor que me hacía falta en menos de nada ya la tengo solo en bragas, mis caricias suben de tono desabrochó sus sotén para probar sus regordetos senos, ella gime exitada, su respiración entrecortada me dice que ella se está entregando a su deseo por mi

miembro gotea impaciente por estar dentro de mí, Rodrigo yo… tú… eres el primer hombre, susurró

a enloquecer, tomó a Elisa en mis brazos y la llevó a mi cama, los dos estamos desnudos me subo a su cuerpo sosteniendo mi peso, no dejo de besarla, nuestros sexos están mojados posiciono mi virilidad en sus pliegues hundiendolo, aunque soy gentil y delicado no puedo evitarle el dolor de

que está haciendo lo posible por no lastimarme pero su bien dotado miembro no ayuda mucho, me está

lágrimas de dolor y exitación a la vez, cuándo sentí sus caderas moverse supe que ya había pasado el malestar de la primera vez, la embesti suave pero profundamente ella daba pequeños gritos

me tenía perdida en el gran placer que me daban sus caricias, él jugaba con mis senos a su antojo sin dejar de embestirme, fue imposible para mí susurrarle, te amo Rodrigo…. te

intensificar sus movimientos, él quería demostrarme que le

escuchar

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