una sola alma

Cristóbal

Le ato las manos con una bufanda de seda detrás de la espalda a Camill apenas entramos a nuestra habitación, respiro un poco para calmarme o juro que la estrangulo, nadie puede tocar lo que es mío! nadie!

Camill

En qué me e metido? qué piensa hacerme está bestia? nunca había visto tan enfadado a Cristóbal, es como si estuviera luchando con su yo interno decidiendo si acaba conmigo o no, hace que todo mi cuerpo se erice, entonces decido llamarlo para tratar de calmarlo… Cristóbal!

Cristóbal

Escuchó a Camill llamarme un par de veces pero yo todavía estoy que no me controlo ¿qué quieres Camill? quieres acaso decirme cómo se sintió el beso que le diste a Mandujano! pues entonces dilo!

Camill

menta y a whisky,

Cristóbal

maldito de Mandujano te hizo estremecer cuando te besó, si te exitaste de la misma forma en que tu cuerpo se excita con mis besos y mis

Camill

había evitado decirle a ésta bestia que tengo de marido, pero no eres tú, tú eres el

Cristóbal

por qué no me perdonaste cuando fui a buscarte a la mansión Mandujano? te pedí perdón por haber dudado de ti pero tú me despreciaste!

Camill

pues fíjate que no! lo que pasó está vez no volverá a suceder jamás, no volverás a echarme a la calle como si fuera un perro, no volverás a separarme de mis hijos! si quieres que me

lo permitiré! no vas a trabajar con él eso te

de mí a tu antojo! tengo pensamientos propios

sus manos para quitarle el hermoso vestido que por supuesto voy a tirar a la basura, a mi esposa la visto solamente yo! Camill se resistía pero no cedí, la haré mía hasta que me agote y para eso aquí nos va amanecer Después de arañazos y mordidas por fin pude contener a ésta fiera

mi cuerpo por qué dejé en su interior todo lo que tenía, después de acabar agotados y Camill descansando en mi pecho por fin pude quedarme dormido, espero que te haya quedado claro que soy tu dueño Camill, susurré antes de perder la conciencia En la mansión Mendoza una adolorida Elisa estaba tomada de la mano de Rodrigo, me duele mucho Rodrigo! no sé cómo demonios no me di cuenta que rompí aguas? ahora los dolores llegaron y son atroces! Elisa gritaba mientras Rodrigo corría por las pañaleras de los gemelos, aún no les decían que sexo tenían sería una sorpresa para los padres, pero a cada grito de Elisa, el padre y el abuelo de Rodrigo se tensaban y se les erizaba la piel, parecía que estaba demasiado adolorida, cualquiera pensaría que la estaban torturando Rodrigo bajaba corriendo las escaleras, estaba muy nervioso, además ver a Elisa sufrir tanto le parecía insoportable! Elisa jaló a Rodrigo de la camisa, te dije que no quería volver a pasar por está tortura Mendoza! te

Rodrigo

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