Poco después, se sirvió el café. Lázaro le sirvió él mismo una taza a Jaime.

—Pruébelo, Señor Casas.

Hizo un gesto para que el hombre probara el café, haciendo lo posible por mantener la calma.

—Gracias, Señor Delgado.

Tras darle las gracias, Jaime tomó la taza y le dio un sorbo.

—No está mal, pero no sé mucho de café —admitió Jaime.

—Ja, ja, yo tampoco soy un experto. Como no está mal, beba más —dijo Lázaro con una risita.

Levantando la taza, Jaime se lo bebió todo.

En ese momento, Lázaro dio un suspiro de alivio en su interior.

Heliodoro bebió junto a Jaime, pero Lázaro no se molestó en detenerlo.

Tenía el antídoto, así que no importaba, aunque su hijo se lo bebiera.

En poco tiempo, habían bebido y comido. Sintiendo que era casi la hora, Jaime se levantó para irse.

usted. Si no le importa, quédese en la residencia de los Delgado. Puede hacerle compañía a Heliodoro —instó Lázaro al ver

aún tengo muchos asuntos

desgracia, Jaime

Señor Casas. Todavía hay

el hombre se marchara, Lázaro se dirigió a

madre acaba de llamar, pidiéndote que vayas a recogerla. Date prisa

ir a recoger

por favor, discúlpame,

preocupes, Heliodoro. Date prisa y ve por

vez que Heliodoro se fue, Jaime miró a Lázaro y

la pregunta que

tienes bastantes objetos mágicos y una esencia dragoniana integrada que puede generar el Poder de los Dragones, Señor Casas. ¿Es cierto?

sorprendido por un segundo, pero, aun

—Sí, es cierto.

que Lázaro escuchó al hombre admitirlo personalmente, sus ojos se iluminaron en un instante, y la emoción se reflejó

suya, la sorpresa inundó a

vanguardia de la generación más joven del

capacidades son escasas y no trabaja lo suficiente. Incluso la generación más joven del mundo de las artes marciales en Ciudad

suspiró, con

de decir,

entonces, un ceño fruncido estaba estropeando el

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