En el Departamento de Justicia, Teodoro fue de inmediato a ver al Señor Salazar después de enterarse del mensaje de la Familia Ramos en el foro.

Después de todo, como funcionarios, era su responsabilidad detener un incidente como la pelea entre las familias y las sectas, ya que una pelea de ese tipo a menudo provocaría la pérdida de innumerables vidas.

—Señor Salazar, la Familia Ramos está desafiando a la Aldea Vil con la ayuda de todo el mundo de las artes marciales de Villa Monarca... —Teodoro fue interrumpido por el Señor Salazar con un gesto de la mano.

—Lo sé —respondió el señor Salazar.

—Entonces, ¿qué hacemos ahora? ¿Debemos enviar a nuestros hombres para detenerlos antes de la pelea? —preguntó Teodoro.

—No. Solo hay que dejarlos en paz. —La respuesta del señor Salazar, sin embargo, no era algo que Teodoro quisiera.

—Pero, Señor Salazar, ¿sería inapropiado que nosotros, como funcionarios, permitiéramos que se produjera una batalla a gran escala?

—Ya lo dije. Déjenlos en paz. —El Señor Salazar fijó sus ojos en Teodoro.

Al sentir la mirada proveniente del Señor Salazar, Teodoro se encontró temblando por un segundo antes de volver a quedarse en silencio sin decir otra palabra sobre la pelea entre la Familia Ramos y la Aldea Vil.

otro lado, al ver que Teodoro cerraba la boca,

en especial los del mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade. Ahora es el momento de

entendió sus palabras, pero eso no le impidió acatar sus órdenes, pues era

línea. Al enterarse de que la Familia Ramos los estaba desafiando con la ayuda de todo el mundo de las artes marciales de Villa Monarca, frunció un poco el

que la Familia Ramos está decidida a ponerle las manos encima al Señor Casas —dijo

Orlando mientras añadía—: Prepara a los hombres. Hazles saber que, aunque vayamos a ser aniquilados, la Aldea Vil no se rendirá. Nos mantendremos en pie y lucharemos hasta el último

busques ayuda? —Canelo sugirió de

obtener nosotros,

sonrisa de auto desprecio

respuesta de Orlando dejó a Canelo sin palabras. La sonrisa burlona de Orlando se dirigió de nuevo a los de la Aldea Vil, ya que no tenían amigos ni familias ni sectas con las que estuvieran en buenos términos. ¡Siempre

corriendo a toda

de ellos!

rápidos, ¿no? —Orlando frunció el ceño una vez más mientras murmuraba antes de dirigirse a

con sus hombres, Orlando llegó rápido a la entrada de la Aldea Vil, donde

cuenta de que no había ninguna cara conocida

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