El famoso restaurante de Ciudad de Jade era el lugar favorito donde muchos artistas marciales adoraban pasar el rato. Mientras todos disfrutaban de su cena, dos bellas y torneadas damas entraron en el restaurante y atrajeron al instante la atención de todos.

Las damas, concretamente Magnolia y Lilia, ignoraron las miradas y tomaron asiento. No visitaron el restaurante por la comida, sino con un motivo ulterior. Después de sentarse, Lilia y Magnolia fijaron su mirada en dos adultos que comían no muy lejos de ellas.

Aparte del aura de los Grandes Maestros de Artes Marciales, la palabra «Noguera» estaba bordada en sus mangas.

Dada la especial vestimenta, los dos adultos procedían sin duda de la familia Noguera.

Al cabo de un rato, una camarera se acercó y preguntó a Lilia y Magnolia:

—Señoritas, ¿qué desean pedir?

—Oh, lo siento. Estamos esperando a alguien y pediremos más tarde —respondió Lilia a la camarera.

Después de que la camarera se diera la vuelta y se fuera sin decir nada, Magnolia y Lilia siguieron mirando a los dos Noguera. Al notar las miradas, los dos Noguera se volvieron para mirar a Magnolia y Lilia.

levantaron al unísono y se sentaron en

aquí

supuesto que no. ¿Por qué habríamos de decir que no si alguien está dispuesto

y le guiñó un ojo coqueteando al que estaba a su lado. Al instante, el hombre miró a Lilia con sus ojos brillantes y una

¿Vamos a otro lugar? —sugirió

que los dos Noguera habían sido

—Claro...

Magnolia y Lilia salieron del restaurante con

entraron en un callejón, Lizbeth salió de repente y agitó su daga. Al momento siguiente, los

para buscar su siguiente objetivo. Recurrieron al método

a más de diez personas de la familia Noguera con el mismo método. Mientras tanto, Demetrio se paseaba arriba y abajo con inquietud en el salón de la residencia de los Noguera. En sólo dos días,

Jade se atrevían

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