El despertar del Dragón

Las técnicas de las artes marciales se basan en la energía, mientras que la magia depende de la energía mental.

Viendo cómo se desarrollaba la magia de Enzo, Jaime dedujo que éste también era un experto en magia. De hecho, parecía que era más hábil en la magia que en las técnicas de artes marciales.

—Ya que me desafías a un concurso de magia, déjame jugar contigo —se burló Jaime.

—Jajaja, ¿crees que puedes vencerme en magia? Debes tener ganas de morir.

Enzo soltó una carcajada incontenible.

En lugar de responder, Jaime empezó a hacer sellos con las manos, haciendo que el suelo temblara con violencia. Al momento siguiente, como si algo se moviera bajo tierra, un muro tras otro de tierra se levantó del suelo.

Cuando la luz emitida por Enzo golpeó los muros de tierra, éstos fueron de inmediato destruidos uno a uno.

Observando la escena que tenía delante, Enzo se rio con creciente arrogancia.

—Chico, ¿no sabes que la magia requiere una fuerte energía mental y poderosos sellos de mano? ¿Cómo se atreve un tonto inexperto como tú a desafiarme en esto?

cuando Enzo hablaba, su cuerpo desapareció de repente junto con los pilares de luz antes de

atrapaba a Jaime en su interior, una insidiosa sonrisa se

a ver cómo de

comenzó a recitar

fracción de segundo, continuas ondas sonoras comenzaron a pulsar por los pilares de luz, haciendo que Jaime sintiera como si hubiera innumerables

Nunca se había encontrado con un ataque semejante, contra el

le golpeó en la cabeza, volviéndolo loco. La sensación era

Enzo soltó una carcajada

con el Cuerpo de Golem y tu poderosa energía, sigues siendo tan débil como un

que quería hacer Jaime era escuchar a Enzo regodearse. Sujetándose la cabeza

las venas palpitantes surgiendo en su frente y los ojos volviéndose rojos como la sangre, Jaime

cuando Jaime sintió que no podía aguantar más y estaba a punto de suicidarse, el sonido de una campana sonó de repente en

¡Ding!

la que estaba sumido se despejó de repente. Sin embargo, su

le hubiera ocurrido algo, Jaime comenzó

calmarse mientras el dolor de cabeza que sentía se desvanecía poco a poco. El canto que recitaba era el encantamiento calmante, que casualmente podía repeler