Sería pan comido si la familia Delgado realmente quisiera destruir al líder de la secta.

—Sólo preguntaba. Si ese es el caso, entonces está bien…

Aterrado, el líder de la secta volvió a tomar asiento.

Al momento siguiente, sonaron risitas burlonas en la sala de conferencias. Aquel líder sectario era uno de los miembros de la Alianza de Guerreros, y sin embargo Lázaro lo reprendía como si fuera un perro. Eso era prácticamente una bofetada para la Alianza de Guerreros. Por eso, Sion no pudo soportarlo más.

—Señor Delgado, estamos aquí para la reunión, no para lucirnos. Si en realidad desea tener un enfrentamiento, la Alianza de Guerreros no le tiene miedo. No se crea demasiado porque su familia se haya apoderado de los recursos de los Noguera —le dijo Sion a Lázaro con una expresión fría.

—¡Enséñame entonces lo que tienes! ¿Crees que tengo miedo de tu Alianza de Guerreros?

Lázaro no tenía ningún miedo.

Al instante, Sion se agitó y se puso en pie de un salto. En poco tiempo, el ambiente en la sala de conferencias se volvió demasiado tenso.

Al ver eso, Teodoro dijo de inmediato:

—Todos, esta es la sala de conferencias. Vamos a ver cómo piensan explicarle esto al señor Salazar si montan un problema aquí.

se mencionó el nombre del señor Salazar, Sion volvió a su asiento mientras Lázaro le acercaba

Casas, por

detrás de él. En ese momento, todos pudieron ver que la

de Sion se ensombreció aún más al ver

que la familia Delgado estaba en el panorama, no sabía cómo iban

todo el mundo en la sala de conferencias estaba en silencio. Sin embargo, Jaime

la Alianza de Guerreros! ¡Tengo que encontrar una oportunidad para matar

preocupó por Jaime en absoluto. Los ojos

hizo que a todos

Salazar seguía sin aparecer incluso después de esperar más de diez

a cuchichear entre

más minutos. Llevaban más de treinta minutos esperando al señor Salazar, pero aún no había rastro de él. Esta vez, más personas empezaron a susurrar entre sí, y el ruido

pretende el señor Salazar? ¿Por

en casa! Esto nunca

suele ser puntual. ¿Qué le pasa

atrevieron a quejarse en voz baja. Por el contrario, cuando Jaime vio que el señor Salazar aún no había aparecido, sonrió. Parecía haber

ese momento, Jaime

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