El despertar del Dragón

Cuando el talismán rastreador estalló en llamas en las manos de Sion, el rastro de Jaime se reveló de nuevo.

Al ver que Jaime había cambiado de dirección, Sion se burló.

—¿De verdad está jugando esta j*dida baza conmigo? No hay forma de que huya de mí hoy…

Dicho esto, Sion hizo que sus hombres volvieran a perseguir a Jaime.

Después de correr una distancia, Jaime se sentó para recuperar su resistencia, pensando que la gente de la Alianza de Guerreros no podría alcanzarlo esta vez. Sin embargo, poco después de sentarse, las auras familiares volvieron a estremecer sus sentidos. Eso irritó a Jaime.

—Car*jo, ¿es que no van a parar nunca?

Justo cuando Jaime se puso en pie, cuatro figuras lo rodearon.

Sion miró a Jaime con frialdad y dijo:

—Eres rápido con los pies. Aun así, nunca escaparás de mí.

No son más que una bola de pretenciosos que están aliados con los Cultivadores Demoníacos. ¿Cómo puedes ser el presidente de la Alianza de Guerreros? ¡Hasta tus padres en

lívido por ello. Así, descargó toda su ira sobre Sion. En cambio, Sion se quedó helado al

encontrado

ya era un marqués de las artes marciales. Sion nunca pensó que alguien tan poderoso como él

atónita de Sion, Jaime

prisa y haz tu p*to movimiento. No me dan miedo, así

cada vez más gélida mientras la intención homicida se filtraba de él. Incluso la gente que había traído de la Alianza de Guerreros sintió escalofríos cuando percibió

no te hago pedazos hoy, voy a renunciar a mi presidencia! —Sion rugió mientras

dorada emanaba de Jaime mientras unas escamas brillantes envolvían todo su

pudiera reaccionar, Jaime

entrecerró los ojos y empujó la palma de la mano hacia delante. Al instante, una bola de luz blanca apareció

hizo añicos. Como eso había debilitado la fuerza del

puñetazo, la potencia restante aún sería suficiente para romper rocas. Sin embargo, Sion había sido capaz de agarrar el puño de Jaime con su propia mano y evitar que

subordinados. Jaime sabía que era casi imposible que saliera victorioso de esta batalla. Por lo tanto, tenía que