Después de todo, la idea de que el cuerpo de carne era invencible mientras el alma naciente estuviera intacta era sólo una leyenda. Antes de la pelea con Sion, Jaime nunca había averiguado por sí mismo si esa leyenda era cierta o no.

Sin embargo, tras el suceso, Jaime supo por fin que la leyenda era real.

Después de escudriñar su entorno, Jaime se dio cuenta de que había tres cuerpos alrededor: los de los miembros de la Alianza de Guerreros. Sin embargo, no había rastro de Sion, lo que significaba que no había muerto.

—Ese viejo en verdad es duro —maldijo Jaime en voz baja antes de apresurarse hacia el Palacio Carmesí.

En Campo Salvaje, cerca de los límites de la Región Suroeste.

Aunque la ciudad no era enorme, era una ciudad importante junto a las fronteras. Además, había muchas montañas y bosques alrededor, por lo que había muchas sectas y familias prestigiosas viviendo allí.

Desde que Jaime había matado a Ricardo de la Secta Bestia Divina, la Secta Bestia Divina había caído en desgracia y había perdido su estatus de secta principal en el sur.

Doroteo se había hecho cargo de la Secta Bestia Divina, pero le llevaría bastante tiempo antes de poder devolver a la secta su antigua gloria.

Un día, mientras Doroteo se ocupaba de los asuntos de la Secta Bestia Divina, uno de los miembros le informó con premura.

Clemente de la familia Rodríguez de Campo Salvaje ha solicitado una audiencia —dijo el

qué ha venido a nuestra

Secta de la Bestia Divina no tenía ninguna relación con la familia Rodríguez. Además, la familia Rodríguez

tanto, una sensación de premonición descendió sobre Doroteo

—preguntó el hombre al ver que Doroteo fruncía

—Dejarlos entrar —dijo Doroteo.

Divina. Además, muchos miembros antiguos se habían marchado, por lo que

cruzarse con la familia Rodríguez. De lo contrario, la Secta

hombre de mediana edad fue conducido al edificio junto con

Doroteo se levantó de inmediato para

verlo en la Secta de la Bestia

ha hecho cargo de la Secta de la Bestia Divina, así que nosotros, los Jinetes, deberíamos venir a felicitarlo. Sin embargo, antes estábamos demasiado ocupados, así que sólo hemos podido venir ahora —dijo Clemente con una pequeña sonrisa en

usted demasiado amable, señor Clemente. Por favor,

invitar a Clemente a sentarse antes de indicar a sus hombres que sirvieran una taza de té para

rato de

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