No sabían lo poderoso que era Jaime, así que sería arriesgado para Edgar enfrentarse a Jaime.

—Esto, por supuesto, lo entiendo. Todos los participantes van al Juicio con la preparación mental de que pueden resultar heridos o incluso enfrentarse a la muerte —dijo el señor Salazar con despreocupación.

Rigoberto no encontró más excusas para rechazar la petición del señor Salazar, así que asintió y respondió:

—En ese caso, Jaime es bienvenido a participar. Sin embargo, si le ocurriera algún imprevisto, espero que no culpe a los Duval, señor Salazar.

—¡No te preocupes por eso! —prometió el señor Salazar. Luego le devolvió el documento a Rigoberto—. Su solicitud está aprobada.

Con eso, le hizo un gesto a Rigoberto para que se fuera. Rigoberto se retiró y se fue.

Después de abandonar las instalaciones del Departamento de Justicia, una mirada de preocupación apareció en el rostro de Rigoberto. Con la inesperada inclusión de Jaime como participante en la prueba, tuvo que volver a revisar sus planes y asegurarse de que nada se le fuera de las manos.

Tras dos días de navegación, Sion llegó por fin a la fascinante Isla Encanta, en el Mar del Sur.

La isla Encanta sólo tenía decenas de miles de habitantes, pero cada uno de ellos era un poderoso luchador. ¡Los rumores decían que incluso el más débil de los residentes de esa isla era un Gran Maestro!

La isla Encanta estaba alejada de otras masas de tierra y se encontraba justo en medio del vasto océano. Por ello, la energía espiritual de la isla era más vibrante en comparación con otros lugares.

y a medida que se corrió la voz, se hizo

que la vida en la isla Encanta sería perfecta y celestial, pero los conocedores sabían que no era así. Los residentes de la isla no eran inmortales

Durero, que era en efecto, el rey de la

de que

adaptarse a la vida en una sociedad en la que la energía espiritual

debía poseer algo especial. Sion esperaba aprovechar este hecho

guardias detuvieron a Sion

agotado tras un largo viaje de dos días. Sin un brazo y con un aspecto demacrado por el agotamiento, parecía

a ver a Diego. ¿Le importaría

guardias escudriñó a Sion y luego le gritó

El descaro de un mendigo como

un mendigo. Soy amigo de tu rey Durero y he venido a hacerle

Zapata de la Alianza de Guerreros sólo pudo comportarse

mirada antes de decir con

—Venga conmigo.

terrenos del palacio. Cuando llegaron a un muro de piedra,

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