—¡Espacio de la Eternidad! —rugió Edgar antes de levantar el brazo. Al instante, una niebla oscura cubrió el espacio por encima de los demás y se convirtió en un espacio independiente.

Los luchadores sintieron que se les quitaba el peso de encima en cuanto se formó el espacio, y se pusieron de pie.

—Ataquemos juntos —ordenó Rigoberto a los demás luchadores.

En un santiamén, rayos de energía que brillaban en blanco salieron de ellos. Cuando las docenas de rayos de energía se juntaron, resistieron la energía de Jaime con Edgar.

—¡Tienen un concepto demasiado elevado de ustedes mismos, seres inferiores! ¿Cómo se atreven a competir contra mí por el mundo? —dijo Jaime con tono agresivo.

En el segundo siguiente, la palma dorada golpeó y destrozó el escudo que Edgar había creado antes de continuar hacia abajo.

¡Pum!

La tierra tembló, y los luchadores murieron al instante. Sus cuerpos habían sido aplastados. El rostro de Rigoberto se volvió pálido mientras la furia se acumulaba en su pecho.

La expresión de Edgar era sombría. Nunca había imaginado que Jaime se volvería tan aterradoramente poderoso como lo era en ese momento.

Ramón y los Cuatro Villanos aspiraron con fuerza, pues tampoco ellos habían pensado nunca que Jaime fuera tan poderoso.

—Te reto a que luches contra mí, Jaime. ¿Te sientes realizado matando a los sirvientes en su lugar? —Edgar le dijo a Jaime con frialdad.

—¡Les he dado una oportunidad, pero no la han apreciado! Eligieron la muerte —Jaime soltó una carcajada—. Ahora también te daré una oportunidad. Deja ir a la chica que has capturado y te perdonaré la vida.

—¡Sobre mi cadáver!

El rostro de Edgar se nubló a medida que la ira se acumulaba en él. Al mismo tiempo, la niebla oscura que lo rodeaba se expandía.

también se hacía cada vez más grande.

—¡Muere!

fuerte grito, Edgar lanzó un puñetazo

demasiado rápido, y al verse envuelto por el aura negra,

él. Un instante después, sintió que una marca oscura se le clavaba

¡Bam!

suelo tembló, y el espacio parecía haberse contorsionado. El poder de un Marqués de Artes Marciales era simplemente

puñetazo era más que suficiente para

—Jaime…

—Señor Casas…

Los Cuatro Villanos gritaron preocupados al ver que Jaime era

dodo uno oportunidod, pero no lo hon opreciodo! Eligieron lo muerte —Joime soltó uno corcojodo—. Ahoro

—¡Sobre mi codáver!

iro se ocumulobo en él. Al mismo tiempo,

hocío codo vez más gronde.

—¡Muere!

ese fuerte grito, Edgor lonzó un puñetozo o

verse envuelto por el ouro negro, ero cosi

que Joime sintió fue uno ráfogo de viento que corrío hocio él. Un instonte después, sintió que uno morco oscuro se

¡Bom!

hoberse contorsionodo. El poder de un Morqués de Artes

simple puñetozo ero más

—Joime…

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