—Así es. Si el señor Salazar no hubiera estado apoyando a Jaime, habría muerto hace mucho tiempo —pronunció Edgar también enojado.

—Será aún mejor si el señor Salazar no se involucra. Si es así, la Alianza de Guerreros podrá erradicar una amenaza pública. Cuando por fin ejecutemos a Jaime delante de todos, las autoridades no nos supondrán problemas —dijo Saulo con una sonrisa.

Suponía que Armando no haría nada contra Jaime, y desde luego no castigaría a este último. Como tal, era una buena excusa para ellos.

—Entonces, ¿quién se lo va a decir al señor Salazar? —preguntó Sion.

Era imposible que Sion se atreviera a hacerlo. Cada vez que veía a Armando, le temblaba todo el cuerpo. Dudaba que fuera capaz de decirle una palabra.

—Como presidente, por supuesto, eres tú. Pero puedes reunir al resto de las familias prestigiosas e ir juntos para presionar a Armando —sugirió Saulo.

—¿Yo? —se sorprendió Sion.

—¿Por qué? ¿Tienes miedo? —Había un atisbo de burla en los ojos de Saulo.

Tras un momento de vacilación, Sion negó con los dientes apretados:

—¡Claro que no! ¿Por qué iba a tener miedo?

Sión había traído consigo a los responsables de más de diez prestigiosas familias al Ministerio de Justicia. Querían obtener una explicación de Armando.

Javier informó a Armando:

—Señor Salazar, Jaime no está muerto. Fue él quien aniquiló a personas de más de diez sectas o familias prestigiosas. Ahora, Sión ha traído a los responsables ante usted para exigir castigo para Jaime.

—Que pasen —dijo Armando con calma.

Javier asintió. Muy pronto hicieron entrar a Sion y a los demás.

a Armando, todos temblaron

—Siéntense —dijo Armando.

embargo, ninguno se atrevió a hacerlo. La abrumadora presión que sintieron al ver

ver que ninguno se sentaba,

han venido a verme.

a los ojos. Cuando habló, muchos de

en cambio, miraba a sus fieles. Como nadie se atrevía a pronunciar palabra,

Jaime ha destruido a más de diez de las prestigiosas familias de la Alianza de Guerreros. Ahora, nos ha provocado en público. Esperamos que las autoridades castiguen a

toda la confianza que tenía. En verdad, tenía el corazón alojado en

de ese asunto! —Armando asintió—. ¿Qué

desconcertado antes de negar

ejecuten

a tanta gente aquí sólo para

—dijo Armondo con

osintió. Muy pronto hicieron entror o Sion y o los

Armondo, todos tembloron

—Siéntense —dijo Armondo.

o hocerlo. Lo obrumodoro presión que sintieron

que ninguno se

o

miror o Armondo o

mirobo o sus fieles. Como nodie se otrevío o pronuncior polobro, no tuvo más remedio que

los prestigiosos fomilios de lo Alionzo de Guerreros. Ahoro, nos

tenío.

ese osunto! —Armondo osintió—.

quedó desconcertodo ontes de negor con lo

The Novel will be updated daily. Come back and continue reading tomorrow, everyone!

Comments ()

0/255