Mientras tanto, Timeo descansaba en palacio. Sin embargo, de repente, se vio al Gran Anciano acercarse a toda prisa.

—¡Malas noticias, Rey Durero! Hemos recibido un informe. Se han llevado al príncipe heredero.

El Gran Anciano apenas podía ocultar su ansiedad.

En cuanto Timeo escuchó esas palabras, se puso en pie.

—¿Quién ha sido? ¡Qué cara tienen para ponerle un dedo encima a mi hijo! —echó humo, con el semblante lívido.

—He oído que fueron unos extranjeros los que pisaron Isla Encanta no hace mucho.

—¡Rápido! Reúne a nuestros hombres. ¿Cómo se atreven a tocar a mi hijo cuando están en mi territorio? ¡Deben estar cansados de vivir!

Una abrumadora intención asesina emanaba de Timeo mientras transmitía la orden.

Después de todo, la familia Durero siempre había reinado la supremacía en Isla Encanta. Hasta el momento, no había habido ni un alma que hubiera tenido la osadía de desafiarlos.

En un santiamén, Timeo reunió a varios cientos de guardias y se marchó del palacio.

Al mismo tiempo, Noé llegó al palacio con Jaime y los demás.

Se podía ver al grupo charlando con alegría, al parecer ya se habían familiarizado unos con otros.

—dijo Noé mientras señalaba el palacio que tenían ante

sus ojos en

Dios! Qué magnífico

Sombra ya era lo bastante impresionante. Sin embargo, en cuanto divisó el palacio, su propia residencia se le hizo la casa de un

estructura construida


cada uno de los ladrillos utilizados parecían haber sido pulidos a

para envolver las paredes del palacio. Quería averiguar si

del palacio. En otras palabras, el palacio no

lugar tan primordial en la Isla Encanta, nacido para el cultivo de la energía espiritual, debería

el palacio, Noé? —preguntó Jaime mientras

negó con

oído decir a mi padre que este palacio ya existía antes de

la que construyó

estaba

volvió a negar

unos cuatrocientos años, pero este palacio lleva en este terreno más de un milenio. Así que es imposible que

Entremos y echemos un vistazo. —dicho esto, Jaime encabezó la

no era la propietaria original del palacio, tenía que haber

una horda de cientos de personas que salían ostentosamente

y una lanza en la mano. Aquel hombre mostraba

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