Muchos supervisores de sectas y familias prestigiosas ya habían llegado al vestíbulo de la Alianza de Guerreros. Algunos charlaban y otros sorbían su té sin expresión alguna en el rostro.

Parecía que no esperaban con impaciencia la reunión. De hecho, parecía que les molestaba.

La alianza había estado celebrando demasiadas reuniones últimamente, y los temas de cada reunión giraban en torno a asuntos triviales.

Por eso esta gente estaba harta.

—¡El Presidente Zapata ha llegado!

Con ese grito, Sion entró en el vestíbulo.

Todos cerraron la boca al instante y se sentaron en sus lugares.

Una vez que Sion tomó asiento, recorrió con la mirada ambos lados, sólo para darse cuenta de que los Duval no estaban presentes. Sion se quedó helado.

Edgar no estaba, así que Sion no se atrevió a anunciar el comienzo de la reunión. Por lo tanto, todos siguieron sentados en silencio.

Pronto pasó media hora, pero seguía sin haber rastro de los Duval. Muchos empezaban a impacientarse.

—Presidente Zapata, ¿qué estamos esperando? Todo el mundo está aquí, así que dese prisa y díganos qué está pasando —le dijo uno de ellos a Sion, irritado.

poco más —le dijo Sion al

—¡Hmph!

no tuvo

Marqués de Artes Marciales de fase avanzada, o de lo contrario no se atrevería

a pasar más de diez minutos, y Edgar

Zapata, ¿qué estamos esperando? No tengo tiempo para

quiero seguir

lo que tenga que decir. ¿A qué pez

demás también empezaban a

Sion frunció las cejas mientras gotas de sudor

a los Duval, pero

hemos invitado a los Duval a las últimas

lo que su voz

yo no soy digno de

deambulando en la sala. Edgar iba detrás de él, vestido con una

un suspiro de alivio al

embargo, la furia de Héctor aumentó cuando vio a

¿No sabes que tu familia ya no es la poderosa familia Duval que solía ser? Conoce tu lugar, y

palabras de Héctor, Rigoberto miró con intensidad

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